Ni en Bali, ni de festival: el grupo de jóvenes que pasa sus vacaciones ayudando en Almería
Vienen de Granada a pasar una semana a Níjar para conocer realidades alejadas de la comodidad (y echar una mano)

Jóvenes de Granada limpiando una zona de chabolas de Níjar.
El verano que está a punto de acabar ha sido especial para un grupo de jóvenes de 16 y 17 años que no olvidarán nunca sus días en Almería. Y no por la belleza de las playas del Cabo de Gata o las noches interminables en el Puerto Deportivo de Aguadulce, sino por todo lo contrario: han venido a pasar sus vacaciones para conocer la otra cara de nuestra provincia, para ver las realidades más duras que existen a unos pocos kilómetros de nuestras comodidades y ayudar en lo posible.
Juan Jesús Ruiz es el responsable de un proyecto que nació antes de la pandemia y que sobrevive a día de hoy. Desde la parroquia de San Juan Pablo II de Granada, trabajan con jóvenes de 1º de Bachillerato: durante el curso académico, organizan una actividad de voluntariado a la semana con alumnos de los colegios Virgen de Gracia, San Fernando, Agustinos, Regina Mundi, Presentación y Sagrada Familia de la capital nazarí.
"Con los jóvenes de estos colegios realizamos, en grupos de 5 personas y acompañados de algún profesor o algún catequista, una obra de voluntariado a la semana en Granada como formación de educación social", detalla Ruiz en declaraciones a LA VOZ. Y, tras el intenso curso, llega la joya de la corona: Anawim - del hebreo 'los pobres' o 'los favoritos del Señor'-, un campo de servicio consistente en viajar hasta Níjar para conocer la cara más dura de la vida, a solo dos horas de sus hogares.
Este año, desde el 29 de junio al 5 de julio, 32 jóvenes y unos 10 monitores han estado en distintos puntos de los Campos de Níjar conociendo, entendiendo y ayudando con situaciones de lo más diverso: chabolismo, adicciones, tercera edad, inmigración...
Una de ellas es María Delgado, una joven del colegio Sagrada Familia Pureza de María de Granada que, con solo 16 años, lo tenía claro: "Lo que nos mueve a todo esto es Dios, la llamada de ponerte al servicio de la gente que lo necesite", explica a LA VOZ.

Los jóvenes de Anawim, clasificando ropa.
Eso es, quizás, lo más impactante. A las puertas de la mayoría de la edad, con todo un verano de ocio por delante, estos jóvenes deciden dedicar una parte de sus vacaciones a los demás. Porque la semana en Níjar es intensa y alejada de la diversión, al menos tal y como la comprende la mayoría. "Está muy bien que en tu tiempo libre vayas a festivales, pero Dios nos pide ponernos al servicio de toda esta gente y aprender y vivir como ellos viven", detalla María. "No era una semana de vacaciones y todos los sabíamos; era duro, pero al final sirviendo y compartiendo es como realmente ganas, más que estando de fiesta o con lo común", afirma sin dudar.
Lejos del turismo
Porque, tal y como aclara, Juan Jesús Ruiz, Anawim tiene poco que ver con el llamado 'volunturismo': no vienen a Almería a ver cómo viven en chabolas. Vienen para remangarse, limpiar en los alrededores de las chabolas junto a los habitantes de los asentamientos y pasar también tiempo de reflexión y oración, gracias a la acogida de párrocos como Jesús Rico, en Campohermoso.
De hecho, el propio coordinador del proyecta explica que "esto exige a los jóvenes salir de su entorno e incluso abrazar cierta pobreza: renunciar a su tiempo, a sus vacaciones, para dárselo a los demás, que es algo que llena más que otras cosas".
Y, efectivamente, tiene poco que ver con el turismo. "Parte de nuestra experiencia es inmersiva", asegura Ruiz. "Vivimos con ellos y como ellos. Podríamos ir a hoteles o albergues mejores y vamos a centros de día que nos cede el Ayuntamiento, dormimos en sacos de dormir, comemos con ellos... Es una semana intensa de actividades, no para hacerse fotos y luego a la playa", afirma.

32 jóvenes de Granada han venido a conocer la realidad más dura de Níjar.
"Te pone los pies muy en la tierra. Aprendes mucho de todo , te cambia la perspectiva, y ahora no ves las cosas de la misma manera, piensas de otra manera, porque has estado mano a mano con la gente de otras realidades", reflexiona María tras pasar por Almería.
De las chabolas a Nuevo Rumbo
Nuevo Rumbo, la residencia de ancianos San Rafael, CEPAIM, los jesuitas y su proyecto con migrantes que viven en asentamientos chabolistas... El programa de la treintena de jóvenes que pasaron por Níjar para conocer duras realidades que conviven junto a nosotros fue intenso, con formación y actividades de impacto.
Una guardería con hijos de migrantes, una eucaristía con las Madres mercedarias o clases de español con trabajadores del campo completaban el programa de una semana que va mucho más allá de un viaje a Almería.
Tanto es así que hay un antes y un después de viajar a Níjar. Porque el primer objetivo es "humanizar las noticias que se ven todos los días con llegadas de inmigrantes a Almería, muertos en las costas", explica Ruiz. Pero luego, el proyecto sigue.
Tal y como explica Ruiz, "ahora en el curso con los que han estado en Almería seguimos haciendo una actividad un sábado al mes. Mantenemos cierta continuidad y al año siguiente se va a Ceuta", para seguir conociendo la cara más dura de la vida.
Y es algo que, obviamente, no todos entienden. María, por ejemplo, reconoce que "la mayoría de personas me decían que cómo me iba a dormir tirada en el suelo... Pero la incomprensión de los demás forma parte de la experiencia. A pesar de que te juzguen y te digan, seguir disponible para los demás. Ya decidiré yo si es buena la experiencia o no", sentencia.