La Voz de Almeria

El Contador Cofrade

Almería no tendrá Papa, pero ha ganado un cardenal

El arzobispo de Rabat, el cardenal Cristóbal López Romero, todo un descubrimiento para muchos almerienses 

Cristóbal López Romero, en el cónclave.

Cristóbal López Romero, en el cónclave.

Álvaro Hernández
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Era una especie de sueño: improbable, pero tan deseable como ver a la Unión Deportiva Almería levantando la Champions. "¿Te imaginas...?". El propio alcalde de Vélez-Rubio, Miguel Martínez-Carlón, lo comparaba con un deseo tan común a todos los mortales como tangible en el pequeño pueblo almeriense. "Si lo eligen, va a ser como cuando tocó la lotería", recordaba el edil horas antes de la fumata blanca. La ilusión era palpable. Faltó instalar pantallas gigantes en el pueblo para seguir en directo la fumata blanca del Vaticano. Pero no pudo ser: Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat y cardenal de la Iglesia Católica, salió de la Capilla Sixtina sin ser elegido Papa.

Lo sucedido en el interior del imponente lugar decorado con frescos de Miguel Ángel solo lo saben esos 133 hombres vestidos de púrpura que, entre tiras y aflojas y tras cuatro votaciones, han decidido que un yanqui agustino y que hizo carrera en Perú sea el nuevo pontífice: con todos ustedes, León XIV. 

El cardenal de Almería

Almería no es una diócesis de cardenales, como lo son Sevilla, Barcelona o, por supuesto, Madrid. Es cierto que por aquí pasó don Ángel Suquía, obispo hasta 1969 y creado cardenal por Juan Pablo II en 1985. Quien también fuera presidente de la Conferencia Episcopal Española es lo más parecido que habíamos tenido por aquí a un cardenal. Hasta ahora. 

En octubre de 2019, el Papa Francisco creaba nuevos cardenales. Entre ellos, Cristóbal López Romero, un salesiano que había dedicado su vida a ser misionero en lugares como Paraguay, Bolivia y Marruecos, donde era (y es) arzobispo. ¿Y qué era también? Almeriense.

Situado fuera del radar de muchas sacristías almerienses y un total desconocido para devotos y ateos de Almería, Cristóbal López Romero es la gran revelación de este cónclave.

No, no hemos coincidido en el tiempo con el primer Papa almeriense de la Historia, pero hemos ganado un cardenal. Hemos descubierto que 'uno de los nuestros', uno que no conocíamos, es arzobispo y cardenal. Que ha estado en el cónclave del que ha salido elegido el Papa León XIV. Que es misionero. Que no rehúye de las entrevistas (ha concedido bastantes a distintos medios desde la muerte del Papa Francisco y hasta empezar el cónclave) y que le encanta meter algún que otro chascarrillo en sus intervenciones (no se imagina uno que un cardenal diga, en Televisión Española, "¿Yo, papa? Sí, papa frita”). Sentido del humor tiene. 

A pesar de haber emigrado con su familia hacia Cataluña con solo nueve meses, mantiene lazos y contacto con su Almería natal: viene con frecuencia y su primo es párroco en uno de los pueblos de nuestra provincia. Hace no mucho tiempo, en un verano, visitó ese remanso de paz y devoción que es el Santuario del Saliente. "Quedé gratamente impresionado al ver la devoción con la que la Virgen del Saliente había recorrido mi pueblo, Vélez Rubio", afirmaba el cardenal recientemente. 

Ese "mi pueblo", al hablar de Vélez-Rubio deja clara cualquier duda o posible debate: no se ha criado aquí, pero de aquí se siente. Es de Almería, pero en Almería no lo sabíamos.

Defiende los derechos de los migrantes, conoce la realidad de América Latina y la del islam y no tiene miedo a la hora de plantear algo que sigue causando no pocas heridas en el seno de la Iglesia: "¿Por qué no se va a poder bendecir a una pareja homosexual?", se preguntaba a sí mismo y al catolicismo en una de sus recientes entrevistas. 

En los últimos días, en su comarca, la de Los Vélez, había un runrún. "¿Te imaginas...?". Ahora, ese hombre al que nadie tenía fichado en Almería mientras él hacía toda una carrera como misionero, arzobispo y cardenal, es conocido, reconocido y reconocible por los almerienses. Él habla de su pueblo al referirse de Vélez-Rubio y en Almería pocos serán los que no hayan oído hablar de ese cardenal que era candidato. 

No, Almería no tiene Papa. Pero Almería ha ganado a un cardenal. 

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