La Voz de Almeria

Cultura

Adiós a Paul Stocker, el americano errante que recaló en nuestra tierra

El gran saxofonista norteamericano, almeriense de adopción, fallece en el Hospital del Poniente

Paul Stocker y Lou Bennett, en julio de 1988 en el mítico Georgia Jazz Club.

Paul Stocker y Lou Bennett, en julio de 1988 en el mítico Georgia Jazz Club.Archivo de Mar Rebolledo

Publicado por
ramón garcía

Creado:

Actualizado:

En:

Puedo imaginar el impacto que causó aquel joven rubio de ojos azules y un enorme mostacho ‘a lo Iñigo’ paseando por las calles de Almería a finales de la década de los 70. Paul Stocker, fallecido el pasado 26 de junio en el Hospital del Poniente, desembarcó por aquí en 1978 como saxofonista de un quinteto que ofreció el que históricamente se considera el primer recital de jazz en Almería, en la desaparecida discoteca Odeón, aquella que estaba en el Parque. Me contaba Paul que paseando por nuestras calles durante aquella primera estancia en nuestra capital unos jóvenes gitanos comenzaron a increparle a propósito de su llamativo bigote, “pero nosotros, lejos de enfadarnos, nos paramos y empezamos a hablar con ellos. Acabaron invitándonos a su casa, en una cueva de La Chanca, y allí intentamos tocar algo juntos”. Sin darse casi importancia, me estaba relatando lo que quizá fue el primer encuentro entre flamencos y jazzistas en nuestra provincia.

Paul nació muy lejos de aquí, en Redwood City (San Francisco, California) en 1952 y con doce años ya tocaba en una banda de R&B. Siempre contaba que fue el descubrimiento del disco ‘Out there’ de Eric Dolphy lo que cambió su vida, lanzándole experimentar con ese jazz complejo y visceral en el que la libertad es lo más importante. Pacifista desde su juventud, puso tierra de por medio para no ‘hacer turismo invadiendo un país’ (Vietnam, en ese caso). Recaló en Europa y, por azares de la vida, aterrizó en España. Estuvo en Ibiza, Barcelona y Madrid, y trabando amistad con músicos como Horacio Fumero, Peer Wyboris, Vlady Bas o Jorge Pardo, todos ellos grandes de nuestro jazz.

Los años del Georgia

Escuché por primera vez su nombre a través del guitarrista Alberto Bonilla. Tras conocerlo en Mojácar en la década de los ochenta, Alberto se convirtió en su alumno y fiel discípulo durante muchos años. Eran los tiempos en los que tuvimos el privilegio de disfrutar de un verdadero club de jazz en la ciudad, el mítico Georgia Jazz Club, regentado por el añorado Serafín Cid. Paul recaló por allí en muchas ocasiones, de las que yo recuerdo con cariño sus conciertos a trio con Juan Pablo Nahar y Zlatko Kaučič y alguna colaboración con otro de los grandes, el organista Lou Bennett. En esa época dorada del jazz almeriense, Paul pasó también por locales como el Papillon (Almería), el Tito’s de Mojácar o el Pez Rojo de San José, convirtiéndose en un habitual de nuestra tierra y alguien muy querido y respetado por los aficionados.

Afincado por temporadas en Holanda, el inquieto Paul decidió, ya en este nuevo siglo, abandonar definitivamente el frio del norte de Europa y volver a nuestro país. Pasó por Granada, como director artístico de la Escuela de la Zubia (muy recordada su Dubi Dubi Band, con músicos granadinos interpretando a Mingus, Sun Ra o Ellington), y acabó en la zona de Berja, restaurando una casa en la cortijada de Majaroba. En estos últimos años ha realizado allí talleres y cursos de improvisación a los que acudían infinidad de músicos con la esperanza de impregnarse de la gran sabiduría del maestro.

Personalmente, me encantó que acudiese a la presentación de mi libro sobre el jazz almeriense y siempre recordaré la última vez que nos encontramos, en el Port of Spain, donde hace un par de años ofreció un homenaje a otro de sus ídolos, Charlie Mingus.

Me comentaba mi buen amigo el guitarrista ejidense Carlos López que durante sus recientes encuentros con Paul surgieron incluso planes de grabación. No pudo ser y Paul ya estará tocando junto a sus admirados Dolphi o Coltrane a los que, a buen seguro, estará contando las bondades de nuestra tierra.

La relación entre Paul y el flamenco

Además de ese primer encuentro con flamencos a finales de los 70, Paul participó durante su estancia en Holanda en un interesante proyecto, ‘Caoutchouc Plays García Lorca’, impulsado por Ricardo Pachón, en el que se interpretaban, con arreglos jazzísticos, temas tan míticos como ‘La leyenda del tiempo’ de Camarón.
tracking