Welcome, bienvenus, willkommen, bienvenidos... al escenario
Welcome, bienvenus, willkommen, bienvenidos... al escenario
Bienvenidos al escenario, al comedor, al cabaret. Desde el patio de butacas, el escenario repleto de mesas perfectamente ordenadas y los comensales disfrutando de la cena era ya una imagen sobradamente poderosa como para justificar el espectáculo ‘Cabaret Popescu’. ‘Lavi e Bel’ ha insuflado a este Festival una bocanada de aire fresco convirtiendo el escenario en la sala de un cabaret sin edad ni domicilio conocidos, para que los espectadores sean clientes y comensales, destinatarios, en suma de una descarga de vitalidad y talento artístico a partes iguales. Además, la cena integrada en el espectáculo constituyó una experiencia única, que dejó satisfecho a todo el mundo en las dos vertientes de esta singular propuesta.
No se trata de un atrevido ejercicio para llamar la atención ni de un recurso efectista para recuperar un género perdido. Tampoco una caricatura a destiempo de un fenómeno tan singular como es el cabaret.
‘Lavi e Bel’ ha movido y está moviendo por toda España una interesante versión de lo que se conoce como cabaret bizarre, que consiste en el espacio de libertad que constituye el cabaret, concebido como espectáculo en sí mismo y que consigue emocionar y hacer reír sin tener que contar una historia, porque está concebido para prender en la historia personal de cada uno.
Desde que suena Cambalache’ hasta que un egiptólogo hace regresar del más allá a la reina Nefertiti, el escenario-comedor se convierte en un escaparate de personajes impagables que interpretan canciones, números cómicos y depurados ejercicios de interpretación, interaccionando a veces con el público
Podría pensarse que ‘Cabaret Popescu’ es un experimento más, pero no. La solida formación de los actores y la estructurada secuencia de pasajes convierten a esta obra el valor de un feliz hallazgo. A este hecho contribuye, especialmente el número central de la pieza: una mujer se pasea por el dial de una radio desencadenando sonidos de emisoras distintas y dotando acción a las palabras y a las canciones como si estuviese atrapada en la realidad narrada en las ondas. La dificultad técnica de unida a algunos chispazos de mensajes políticos y éticos hicieron de este número algo inolvidable.