Este sábado muchas familias se juntarán en torno a una mesa con vino, refrescos, gambas, cordero o canapés y terminarán cantando villancicos populares con esos instrumentos que solo sacamos del baúl para la Nochebuena. La zambomba, la pandereta y la botella son los más conocidos, pero hay más.

El instrumento estrella de la Navidad es la zambomba. Consiste en un tarro de cerámica con piel arriba a la que se echa agua, y eso es lo que hace que se pueda deslizar la mano por la caña. Al agitar, el aire produce un sonido y en función del tamaño este es más grave, si es más grande, o más agudo, si es más pequeña. Con este instrumento existen una serie de diferencias: la zambomba corriente hay que colocarla sobre la pierna para que el sonido salga libre por una abertura en la parte trasera, mientras que otro tipo de zambomba, la jerezana, se coloca en el suelo, la parte superior es una tela que ha de estar empapada en agua y tiene la particularidad de que la caña es desmontable. Este instrumento marca los tres tiempos del compás.

Si la zambomba es la estrella, el pandero es el imprescindible. Es un instrumento más técnico con un sonido también más grave o más agudo en función de si su tamaño es mayor o menor. Es el que marca el tiempo fuerte del compás, subdividiendo el resto de tiempos. La piel le da mucho más juego y permite un mejor sonido.

Aun con todo, el instrumento que más llama la atención es la botella de anís. No necesita técnica, aunque sí un cierto entendimiento del compás. No se trata, por tanto, de pasar solo el cubierto sobre la botella, que debe tener un dibujo muy marcado para evitar el desgaste, sino que también hay que saber dónde está el acento, cuándo es un compás o cuándo es otro. Al hilo de este instrumento, se pueden utilizar otros materiales ondulados o con dibujos que permitan marcar el compás, como pueden ser también los lavaderos de madera.

Los cascabeles no requieren ninguna técnica especial y producen un sonido más aleatorio, mientras que el almirez es otro material que tradicionalmente ha sido utilizado en estas fechas como instrumento musical, colocando el cuenco de lado y dejando rebotar la parte más delgada para producir un sonido agudo y brilloso.

Generalmente, pueden acompañar a los villancicos la guitarra o un cajón rumbero, instrumentos que han llegado más tarde. "La guitarra lo único que hace es que la gente cante en el mismo tono, pero son los demás instrumentos, todos de percusión, los que hacen que suene realmente a Navidad", explica María del Mar Castilla, integrante de la Asociación Musical Beviart, cuyo coro ha sido premiado recientemente en el Concurso de Villancicos de Almería.

Villancicos en la noche del viernes en La Fuensanta

Esta asociación, que ha sido la encargada de impartir recientemente talleres de estos instrumentos tradicionales navideños, a cargo de su presidenta, Mónica Martínez, y de la alumna Laura Rueda, ofrecerá en la noche del viernes 23 de diciembre una gran fiesta de villancicos con aperitivos y mantecados en la plaza Marín del barrio de La Fuensanta de Huércal de Almería, municipio en el que tienen su sede, compartida con la Asociación de Vecinos La Reja.

En esta participarán además los coros de Campohermoso, Pechina, Viator, El Parador, San Vicente y la Fuensanta, además de los cerca de veinte alumnos que han participado en el taller, de tres horas de duración, y que rápidamente aprendieron a tocar estos instrumentos. Será a partir de las nueve de la noche y comenzarán con villancicos desconocidos para continuar con los populares y terminar con los "menos religiosos".

"Solemos repartir instrumentos a los niños y los acercamos a que toquen la zambomba y el pandero; lo viven con ilusión y ganas y rápidamente cogen el compás", destacan desde la asociación, al ser "algo diferente a lo que tienen en casa, en casa tienen un altavoz que dice 'Alexa' al que le dices lo que quieres y te lo da al instante, por lo que no experimentan la música, con estos instrumentos de percusión terminas tocando y eres parte activa", finaliza.