Ana Martín, la almeriense que venció al cáncer: “El bicho no sabía dónde se metía”
Dirige la tienda ‘Nueva Era’ en Los Molinos y cuenta su historia: “El señor no me quería arriba tan pronto”
Ana y Alejandro, su otro hijo: "Sin él no podría hacer nada. Desde los cinco años está conmigo", recuerda.
Tras las puertas de una pequeña tienda de barrio de Almería se esconde una historia de superación y convicción. La ‘Nueva Era’, en calle Instinción, en Los Molinos, es un 24 horas familiar donde tres personas atienden a sus vecinos con una sonrisa, porque aquí no se reciben a clientes, sino que el tiempo ha convertido este negocio en una gran familia. Ana Rosario Martín Lázaro nació en La Cañada, tiene 53 años, y apunta a LA VOZ y Cadena SER que vive “deprisa, como yo quiero”.
Sufrió el fallecimiento de su hermano José Luis en las primeras semanas de Covid-19 en marzo de 2020; el ingreso de su madre en la misma fecha y la aparición en 2022 de un cáncer de mama contra el que peleó con todo para vencerlo. Con un aplomo envidiable y al lado del mostrador de la tienda, empieza a dar más detalles de su historia.
La tienda, una apuesta que empezó en 2016
El 16 de julio de 2016, Ana y su marido, Alfonso Rodolfo Bello Gutiérrez, dieron un giro radical a sus vidas. Montaron un negocio familiar llamado ‘Nueva Era’, un 24 horas con el que dar servicio a los vecinos de Los Molinos. “Le pusimos ese nombre porque empezaba un nuevo camino. Abrimos con más miedo que vergüenza. Ahora estamos mi marido y yo y mi querido Alejandro Martín, mi hijo de corazón, que desde que tiene 5 años está conmigo. Sin él no podría hacer nada”, señala Ana.
"Abrimos la 'Nueva Era' con más miedo que otra cosa, pero fue un gran acierto"
Con turno de 8 horas cada uno, Alejandro está por la mañana; Ana por la tarde y Rodolfo por la noche. Eso sí, en enero de este año cambiaron el guion: “Decidimos cerrar un día, que no hace daño a nadie, y los martes aprovechamos para salir a conocer la provincia y desconectar. La vida es una y llevamos casi diez años que no tenemos cenas familiares, cumpleaños ni celebraciones. Así que los martes bajamos la persiana”.
En el mostrador donde atienden durante 24 horas a los vecinos del barrio y de toda Almería.
Su hermano falleció nada más llegar el Covid-19
En marzo de 2020 todo se rompió de manera inesperada. La pandemia de Covid-19 golpeó con fuerza a la familia de Ana: “Primero se contagió mi madre; y luego mi hermano José Luis, que no pudo vencer a la enfermedad pese a no tener patologías previas”. Mientras se emociona, Ana recuerda cómo fueron esos momentos: “Se fue a la ambulancia diciéndole a su mujer que iba a volver, pero falleció en Torrecárdenas. Estuvo mucho tiempo en parada cardiorrespiratoria y ya había muchos órganos afectados. José Luis falleció el Jueves Santo de 2020. Se me cayó la tienda y Almería entera encima”.
"Mi hermano murió por Covid. Le dijo a su mujer que volvería, pero no lo superó"
El cáncer de mama apareció en 2022
Ana empezó a notar que algo no iba bien en marzo de 2022. Gracias al seguro privado se iba haciendo pruebas rutinarias pero su cuerpo le daba señales: “Mi cáncer fue hormonal. Presenté a la médica una mamografía del año anterior y me contaron cómo avanzó. Era una semillita que iba creciendo y creciendo. Me notaba una bolita, a los pocos días seguía más y más hasta alcanzar el tamaño de una almendra. Pero es que no había uno, sino que eran dos”.
"Mi cáncer fue hormonal, pero es que no había uno, sino que eran dos"
Tuvo ocho sesiones de quimioterapia y terminó en diciembre de ese año justo antes de Nochebuena: “No podía comer ni cenar porque todo me sabía a hierro. Me tiraba horas y días en el sofá sin poder ni moverme. Eso fue lo que me dañó la médula; me intervinieron y tuve otras 15 sesiones de radioterapia; y posteriormente problemas en las articulaciones que voy llevando”.
Altos y bajos hasta caer en una depresión
Los peores momentos de Ana llegaron cuando los médicos le recetaron un “inhibidor hormonal completo, por lo que eso me inhibía la hormona de la felicidad. Me metí en un agujero tan profundo que me daba igual todo. Llegué a plantearme vivir. ¿Para qué? Pensaba cosas que… en fin, no tenía motivación por nada”.
"Llegué a pensar en dejarlo todo por el cáncer, no tenía motivación por nada"
Ana se levantó, pidió ayuda y su cerebro hizo un clic: “En mi proceso de cáncer yo siempre tuve la capacidad de decidir. Sigo tomando una cantidad enorme de pastillas, me ha dado hipertensión, me cuesta andar… Pero sigo decidiendo por mí misma. A mi familia, mis amigos y los vecinos del barrio les decía: ¡no sabe el bicho dónde se ha metido! Yo soy más mala que el cáncer. Y me lo comí con papas”. No le tiembla la voz al decir que “el señor no me quería arriba tan pronto. Yo misma me noté el cáncer y pese a la depresión salí con todo a vencerlo”.
Vecinos y cliente, su mejor terapia
Nunca dejó su negocio porque era “la mejor terapia posible. En ‘Nueva Era’ también fuimos creciendo y tenemos de todo para el barrio”. Superó con tanta garra el mazazo que “venía a trabajar con mi pañuelo en la cabeza y los vecinos me apoyaban. Llevaron conmigo la enfermedad y eso me dio una fuerza enorme. Hasta empecé a grabar vídeos de TikTok con mi sobrino contando el proceso”.
"La tienda me ayudó con el cáncer. Hasta me puse a hacer vídeos de TikTok"
Un negocio arriesgado que ahora es imprescindible para las familias del barrio de Los Molinos; un Covid-19 que se llevó a su hermano demasiado pronto; y un cáncer de mama al que derrotó por convicción. Ana Martín cierra la entrevista con LA VOZ con una sonrisa: “Aquí tenéis vuestra casa”.