En la jornada 13 abrimos los ojos para ver a un Almería de los de siempre que tira al monte del sufrimiento por muchas horas de trabajo que les ponga Fran Fernández.

Las limitaciones de este equipo dañan la vista justo cuando se olvidan de lo que son y salen al campo a contemplar, algo que puso de moda aquel Almería de Sergi que miraba por encima del hombro a sus rivales y, duró un pelao, 7 jornadas.

A toda máquina tenemos plantilla para salvar la categoría con la gorra pero si no van a tope el equipo es vulnerable y aparecen los errores que le recuerdan quién es en la Segunda División.

No tenemos futbolistas determinantes ni pizarra que les ayude, ya que a pelota quieta las limitaciones son grandes y sirvan de ejemplo los 13 corners en el Wanda para rematar solo uno a portería. O todos los lanzados ante el Deportivo que no hicieron daño al rival.

Hay que ensayar más la estrategia. Lo de la pizarra daña la vista y deja claro que este equipo en casa enamora y fuera nos aburre recordando al Almería de siempre.

La cabra tira al monte y el Almería lejos del Mediterráneo nos recuerda peligrosamente al equipo que debemos de olvidar.

Hay que dejar de dar alegrías a las aficiones rivales y de aliviar situaciones extremas de los contrarios.