El otoño trae siempre un momento de pausa para la moda flamenca. Tras los meses de feria, el bullicio de las tiendas y el brillo de las pasarelas, llega la hora de mirar atrás y valorar lo vivido. En Garrucha, Islu Creaciones cierra una temporada llena de ritmo, color y emoción. Su responsable, María José Tengo Lara, hace balance de un año que ha sido especialmente significativo para la firma, marcada por la conexión con sus clientas y el cariño que ha recibido dentro y fuera de Andalucía.

“Esta última temporada 2025 la definiría con una sola palabra: agradecimiento, a todas las personas que han pasado por Islu Creaciones.” Con esa frase, María José resume un año en el que su marca ha reafirmado su identidad y su forma de entender la moda flamenca: cercana, femenina y fiel a su esencia.

La colección de este año ha resaltado por su diversidad de estilos y su capacidad para adaptarse a los gustos de cada mujer. “Esta colección ha venido cargada de vestidos muy especiales y que se van adaptando a todos los gustos”, explica. Los diseños con volumen XL, escotes y espaldas diferentes se convirtieron en las propuestas estrella, pensadas para que “nuestras flamencas sean únicas”.

En cuanto al color, la responsable afirma: “Los colores son muy personales. Tenemos clásicos rojo, negro y blanco y luego colores más atrevidos que también tienen su público.” Esa variedad cromática refleja la libertad creativa que caracteriza a la firma y su apuesta por un estilo que no entiende de imposiciones.

Cercanía, personalización y nuevas fronteras

El alma de Islu Creaciones está en su forma de tratar a cada mujer que confía en la firma. “La clienta que entra a nuestra tienda busca nuestro estilo sin ninguna duda y nos lo deja claro. ‘Quiero un vestido Islu’". Esa confianza, que se ha ganado con los años, es uno de los mayores orgullos de María José, para quien la moda es también un encuentro humano.

“Las clientas este año han apostado por faldas infinitas y complementos hechos a mano para completar el look, sin olvidarnos de un buen mantón para los vestidos más clásicos, no por ello menos bonitos”. En un tiempo en que la producción rápida domina, la casa mantiene viva la tradición del trabajo artesanal, cuidando cada detalle como una seña de identidad.

Pero los momentos más especiales, reconoce, no ocurren en la tienda. “El mejor momento es cuando vas por la feria y ves tus vestidos puestos en esas mujeres tan guapas, o cuando recibes esa foto dándote las gracias”. Esas pequeñas recompensas emocionales, dice, son lo que da verdadero sentido al esfuerzo de todo un año.

Esa misma energía que se vive en cada feria ha hecho que el trabajo de Islu Creaciones trascienda su entorno. El nombre de la firma ha viajado de una provincia a otra gracias al entusiasmo de sus clientas, que la recomiendan y comparten su experiencia con orgullo. “Esta temporada hemos dado mucha caña a las redes sociales y hemos recibido clientas de todas partes de España: La Rioja, Cuenca, Madrid, Murcia, Alicante entre otras”. Una señal de cómo la moda flamenca continúa expandiéndose y conquistando nuevos lugares.

Mirando hacia 2026 con ilusión

Con la temporada ya concluida, el espacio de Islu Creaciones vuelve a llenarse de ideas, tejidos y nuevas ilusiones. “Siempre se aprende muchísimo y seguiremos innovando sin perder nuestra esencia”, afirma María José, convencida de que el crecimiento solo tiene sentido si se mantiene la autenticidad que define a la marca.

El balance no puede ser más positivo. “Si tuviera que resumir esta temporada sería: emoción, agradecimiento y satisfacción”. Tres palabras que encapsulan no solo un año de trabajo, sino también una forma de vivir la moda desde la pasión y la cercanía.

Desde su tienda en la calle Mayor de Garrucha, Islu Creaciones sigue apostando por la belleza, el detalle y la emoción. Porque en cada vestido hay algo más que diseño: hay historia, sentimiento y la promesa de seguir siendo únicas.