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“Me llena muchísimo”: de medallista olímpico a cambiar vidas

Tras dejar el deporte al más alto nivel ha encontrado un trabajo donde puede volcar todos sus conocimientos

Jairo Ruiz López en el Paseo Marítimo de Almería, donde suele hacer actividades con las personas de la FAAM.

Jairo Ruiz López en el Paseo Marítimo de Almería, donde suele hacer actividades con las personas de la FAAM.Carlos Miralles

Carlos Miralles
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Cuando uno siembra educación, respeto y valores suele recoger los mejores frutos. La carrera de uno de los deportistas más laureados de la provincia acaba de bajar el telón, pero su legado se sigue escribiendo con un trabajo que le reconforta, le llena, le hace sonreír cada día. Tanto en su querida Almería como en el Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume (Madrid), su vida está salpicada de éxitos. Nació el 26 de noviembre de 1988, se crio en el barrio de Los Ángeles -en las Barandillas- junto su hermano Isra mientras sus padres, Paco y Matilde, llevaban la peluquería.

Como en casa

Jairo Ruiz López se sienta a charlar con LA VOZ y Cadena SER de su nueva vida. Ha estado en todas las competiciones de máximo nivel nacional y mundial, así como ha participado en los Juegos Paralímpicos de 2016, 2021 y 2024, obteniendo una medalla de bronce en Río de Janeiro (Brasil). Cuenta que para él la salud mental fue tan importante como la preparación física: “Manejé bien los nervios y la ansiedad hasta que apareció el Covid-19. No sé si fue por el confinamiento o lo que vino después pero me costaba ir a entrenar, me presionaba, las cosas no salían, y eso provocó que en Tokio no diese mi mejor nivel. Hasta 2023 no recuperé la normalidad y lo conseguí gracias a la terapia psicológica”.

Trayectoria impecable

Después de muchos años en natación, en 2011 pasó al triatlón. Dos años más tarde le abrieron las puertas del Centro de Alto Rendimiento, “siendo un afortunado porque me dieron una de las doce plazas disponibles”. Se preparó tan bien que el bronce de Río lo guarda en el salón “y lo valoro cada día más”. En especial el recibimiento que tuvo al volver a Almería: “Ves a tus familiares, amigos, compañeros de toda la vida, y eso nunca se olvida”.

Ideas claras

El sube y baja del deporte no desvió del camino a Jairo Ruiz: “En Río de Janeiro íbamos un poco a la aventura y fui medallista; en Tokio partía como uno de los favoritos y salió mal; en París mi objetivo era estar allí y fui el último en sacar plaza, así que lo disfruté muchísimo ayudando a los que empezaban contando mis experiencias”. Cuando se retiró, recuerda que “siempre cuesta. No es que no quisiera seguir, sino que no puedo. Sé lo que se necesita para estar ahí arriba y yo ya no lo podía dar”.

Nuevo trabajo

Un café con Valentín Sola fue suficiente para iniciar un nuevo camino. El almeriense Jairo Ruiz forma parte del equipo de la FAAM (Federación Almeriense de Asociaciones de Personas con Discapacidad), donde desarrolla una labor que le reconforta: “Antes mi trabajo era el deporte, y ahora tengo otro, con mi horario bien marcado, cumplo una serie de actividades, pautas… Es muy diferente porque antes trabajabas tu cuerpo y eras un poco más flexible, y ahora eres tú el que cuida de las personas”.

Reconfortante

El estrecho vínculo entre la FAAM y Jairo viene de años atrás por “colaboraciones, como en el Triatlón Ciudad de Almería que yo gestiono con carreras inclusivas”. Su impecable trayectoria personal y deportiva le ha servido para “trasladar mis conocimientos y realizar actividades”. Está de manera temporal en la Residencia de Gravemente Afectados, detrás del Hospital Virgen del Mar, como Técnico de Actividades de Ocio. “Le damos a los usuarios todas las facilidades. Les ayudamos en los desayunos, movilidad, ocio... Dependiendo de la capacidad de cada uno pues jugamos, pintamos, leemos, paseamos por la playa, entrenamos con algo de deporte… Colaboro con un gran equipo de trabajo”, señala Jairo.

Emocionante

Le sale una sonrisa cada vez que habla de su labor con la FAAM, ya que es un trabajo que le llena de satisfacción: “Es muy gratificante. Nunca pensé trabajar en una residencia así porque no tenía experiencia, y me está encantando. La labor es fantástica, útil, y hacemos hasta desayunos autónomos en los que nosotros les ayudamos a que hagan todo lo que puedan para que ganen en autonomía”. En especial apunta que los usuarios tienen muchas ganas de aprender: “Ver a una persona que te dice que quiere andar, se levanta de su silla da tres pasos y al día siguiente da cuatro, luego cinco… Eso es impresionante y te llena mucho”.

Superación

Gracias al deporte al más alto nivel Jairo es de la cultura del esfuerzo y en la FAAM han apostado por él por la constancia, la educación y la ilusión por enseñar a las personas: “A veces jugamos a la petanca, que igual parece un deporte sencillo, pero para los que están en silla de ruedas o con problemas en los brazos le supone un esfuerzo enorme. Toda esa serie de movimientos les ayuda tanto que les reconfortan y te lo agradecen. Son pequeños entrenamientos a modo de juego, y no olvidemos el factor social como poner algo de música, el buen ambiente que generamos a diario”.

Tiene anécdotas para hacer un libro: “Mira, recuerdo la cara de un hombre de Abla que vio por primera vez la playa y fue alucinante. También me quedo con las personas que van superando poco a poco sus barreras físicas hasta recuperar, en la medida de los posible, su autonomía. Yo les digo que prueben, que no tengan miedo, que yo estoy ahí para echarles una mano”.

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