De camarero a videógrafo de bodas de lujo con reconocimiento internacional
En cuatro años, Carlos Félix se sitúa entre los diez mejores videógrafos europeos según Boda F Europe

El videógrafo Carlos Félix.
Carlos Félix es un videógrafo que ha sabido transformar su pasión en una exitosa carrera internacional. Dejó atrás su vida como camarero para adentrarse en el mundo de la videografía sin conocimientos previos, aprendiendo de la experiencia y de grandes mentores.
A base de esfuerzo y dedicación, ha logrado posicionar su marca como un referente en la industria de las bodas de lujo, destacando por su estilo elegante y su capacidad para capturar la emoción en cada imagen. Su trabajo lo ha llevado a Londres, Praga e Ibiza, pero durante la pandemia tenía la nevera vacía, tuvo que resurgir.
En 2024, su talento fue reconocido con una nominación en los prestigiosos premios Boda F Europe, un logro que en solo cuatro años lo ha colocado entre los mejores videógrafos de bodas del continente, este año repite nominación, le deseamos suerte. Además, fue nominado a Mejor Videógrafo de Boda Británico, lo que reafirma su creciente proyección internacional.
En tu web mencionas que desde pequeño descubriste tu sensibilidad y elegiste una fortaleza. ¿Te formaste como videógrafo?
Didácticamente, sí. Mi camino fue poco convencional. Empecé trabajando como camarero en España, en el mundo de la hotelería y la noche. Con el tiempo, ese ambiente me cansó y decidí probar algo nuevo.
¿Cómo te iniciaste en el mundo de la videografía?
Empecé con un dron por cuiriosida. Al principio fue muy difícil. No tenía conocimientos técnicos. Un amigo de Málaga, José Rueda, me animó a comprar una cámara y acompañarlo a grabar bodas. Mi primera grabación fue un desastre. No sabía lo que era la velocidad de obturación ni la iluminación.
¿Cómo mejoraste tu técnica?
Conocí a Lua Araú, un videógrafo brasileño, quien me llevó a un shooting de moda en Marbella. Allí conocí a Fran Afán, quien se convirtió en mi maestro. Me ofreció la oportunidad de trabajar con él en Ibiza para una cadena hotelera. Fue mi primer trabajo pagado con el dron.
¿Cómo fue la transición de aprendiz a profesional?
Invertí todo mi dinero en equipos, viajaba a Marbella cada semana para aprender de Fran Afán. Era un maestro muy exigente, lo que me enseñó a serlo conmigo mismo. Al principio no tenía ingresos, así que hacía vídeos de discotecas y comuniones.
¿Cuándo te lanzaste por completo?
En 2020 pero con la pandemia por el COVID fue un desastre. Cerré ocho bodas para ese año y compré equipo nuevo dos meses antes de la cuarentena y sólo se realizaron tres bodas finalmente. Para sobrevivir, porque literalmente no tenía qué comer, trabajé siete meses en un almacén de frutas y hortalizas. A día de hoy el dueño es mi amigo y cliente, todavía le hago los calendarios para Navidad. Porque me gusta recordar mis orígenes y siempre doy las gracias a Dios por todas las oportunidades que se me han brindado.
¿Cuál fue el punto de inflexión en tu carrera?
2022. Hice 50 bodas, incluyendo en Praga y Londres. Me di cuenta de que necesitaba cambiar mi marca. Hice un rebranding, mejoré mi web, el posicionamiento SEO y subí mis tarifas..
¿Cómo lograste hacer bodas internacionales?
Invierto mucho en publicidad en el extranjero, especialmente en Londres, Italia y EE.UU. También contacté wedding planners y la primera en responder fue Almudena Bulani, quien sigue siendo una de mis mayores fuentes de trabajo.
¿Qué diferencia tu trabajo del de otros videógrafos?
La elegancia y la emoción. Busco que mis vídeos sean atemporales y que transmitan sentimientos sin necesidad de narración. Me satisface profundamente cuando una novia que quiere contratarme ve alguno de mis trabajos y me dice que se ha emocionado sin haber estado en la boda, ni conocer a los protagonistas. Para mi es muy importante la imagen, la mía también, siempre asisto a las bodas vestido de traje, totalmente de negro y recién sacado de la tintorería porque es un evento social y es un día muy importante para los novios.
¿Tu trabajo ha cambiado tu vida?
Completamente. Ahora tengo estabilidad, viajo y me doy lujos que antes, como camarero, no podía. Puedo ir cuando quiera a visitar a mi madre a República Dominicana, puedo organizarme mi tiempo de trabajo, disfrutar de venir a desayunar al bar de mi amigo…
¿Qué sigue para Carlos Félix?
Seguir creciendo, seguir diferenciándome. Este año tengo 25 bodas cerradas, centrándome en bodas de lujo y destino.
Para Carlos, @carlosfelix_wedding en Instagram, el éxito no es solo alcanzar sus metas, sino también seguir evolucionando, explorando nuevas técnicas y llevando su trabajo a otro nivel. Su ambición es clara: continuar diferenciándose y expandiendo su marca en el ámbito internacional. Y aunque su carrera lo ha llevado por todo el mundo, hay algo que siempre tiene claro: su hogar y su refugio seguirán siendo Almería, la ciudad desde la que ha construido su sueño.