Hay un rincón de Almería que huele a las olas del mar cuando se acerca el verano y a calles albinas salpicadas por flores de colores. Un lugar en el que los pueblos pesqueros, plasmados en acuarelas de colores, parecen cobrar vida a través de reflejos y sombras recreadas con esmero. 

Este espacio, dedicado al culto del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar y al arte más amateur, se encuentra en una de las salas de la Biblioteca Pública Municipal del Barrio de El Alquián; y es obra de varias alumnas del instituto homónimo.

La exposición de arte es el resultado de todo un curso participando en la optativa de Expresión Artística, impartida en un centro educativo que siempre ha apostado por el fomento y desarrollo de la rama creativa y sensible de su alumnado. Como prueba están los más de veinte cuadros elaborados en acuarela, que se podrán visitar hasta el próximo viernes 23 de mayo en horario de la biblioteca: de 10.00 a 12.00 y de 15.30 a 19.30 horas.

Una iniciativa exitosa

"En Expresión Artística tocamos las técnicas gráfico-plásticas. Durante este curso nos hemos centrado mucho en la acuarela, que es una de las más rápidas a la hora de trabajar", explica Carolina Muñoz Bono, profesora de Plástica en El Alquián. Las autoras son Paula Cañabate, Zoraida César, Sofía Sánchez, Leyre Barea y Carla Soria, cinco alumnas de cuarto de la ESO que, desde el principio, se implicaron mucho en la actividad.

Ese entusiasmo fue creciendo hasta desbordar los límites del papel. "Hemos trabajado también pintura textil y surgió la idea de pintar en tela. Dijimos: 'venga, vamos a hacer unas bolsas'", cuenta Paula. El resultado ha sido tan bueno que muchas profesoras del instituto han empezado a encargarlas: "Estás creando ya tu negocio" , le comentan en broma. "Sí, poco a poco", responde entre risas, mientras sostiene una de sus bolsas pintadas a mano.

Además de las obras individuales, algunas piezas han sido creadas a dúo: "Esta bolsa, por ejemplo, la he pintado junto a Zoraida", explica Paula, señalando la creación que está destinada a una de las profesoras interesadas. "Nos compenetramos muy bien. Si a una no le gustaba algo, lo cambiábamos. Ha sido un trabajo muy bonito", añade.

De todas sus acuarelas, hay una que guarda con especial cariño: la última que ha pintado, llamada 'Una calle andaluza'. "Fue un trabajo de clase y con ella he podido experimentar más. Jugué con las sombras de la calle, los balcones, la vegetación... me parece que está muy conseguida", comenta con orgullo. Aunque no había trabajado antes con acuarela de forma 'seria', el resultado habla por sí solo. "Estoy muy contenta, y con muchas ganas de probar nuevas técnicas como el acrílico, el óleo o la arcilla. Por eso he decidido seguir en la Escuela de Arte durante el bachillerato".

Del aula a casa

Sofía tiene 15 años y se apuntó a Expresión Artística porque siempre le había gustado dibujar. La acuarela era un territorio inexplorado para ella, pero se ha convertido en una experiencia reveladora. "Es la primera vez que la aplico y me ha parecido muy bonita", confiesa.

En la exposición hay una decena de obras suyas, entre las que destaca, por ejemplo, un dibujo tierno de un niño con un perro. "Me gustan los animales, y me basé en unas fotos que vi. Era un poco más complicado, pero me gustó el reto", dice. Algunas piezas nacieron de encargos de clase, y otras surgieron de su propia inspiración, realizadas en su casa. "Siempre he dibujado bien, pero nunca había hecho nada para una exposición. Esto me ha motivado mucho a seguir dibujando y a desarrollar mi creatividad".

"Necesitamos un Bachillerato de Artes"

Aunque el instituto de El Alquián no cuenta con un Bachillerato de Artes, la apuesta por lo creativo ha sido constante. "Siempre intentamos poner nuestro toque artístico", afirma Carolina Muñoz, que recuerda cómo hace dos cursos diseñaron y decoraron un rocódromo con ayuda del alumnado. También han realizado excursiones de corte artístico al Museo del Realismo Español (MUREC). "Nos encantaría que nos concedieran el bachillerato artístico. La parte creativa no solo embellece los espacios, también ayuda a desarrollarse como persona", defiende la docente.

Como confirmación de las palabras de su profesora, las jóvenes afirman que esta sala de la biblioteca no es solo un escaparate: es la prueba de que el arte también tiene un lugar en la educación pública. De que las ideas, cuando se trabajan con mimo, pueden tomar forma, color y sentido. Y de que el Cabo de Gata, con sus luces cambiantes, puede habitar en una hoja de papel -o en un lienzo- gracias a las miradas de quienes aún están descubriendo el mundo.