Desde mediados de la década de los ochenta hasta los noventa, el tema de las famosas avionetas espantanubes para alejar las lluvias en la zona norte de la provincia de Almería fue la comidilla de los agricultores.

Estas apariciones ocuparon páginas en los periódicos, revistas de tirada nacional como Interviú y programas en las televisiones. En todo ese tiempo hubo comentarios y afirmaciones para todos los gustos. Había muchos escépticos y otros muchos más que ponían la mano en el fuego defendiendo la existencia de estas avionetas, que con la retirada de las nubes buscaban las ruinas de las cosechas.

Los agricultores llevaban varias décadas, culpando de la escasez de precipitaciones a unas misteriosas avionetas que disolvían las nubes cargadas de agua con mercurio y yoduro de plata. En Almería en octubre de 1986 tuvo su máximo apogeo el tema de las avionetas "espanta nubes". Un asunto que científicamente parece cerrado, pero que desde Pulpí hasta Los Gallardos, y otros municipios se decía que la lluvia no llegaba por intereses de las multinacionales agrícolas. Como ocurre ahora, antes apenas llueve y eso siempre ha conmovido el campo.

En esos años no todos achacaban esa precariedad pluviométrica a los caprichos de la meteorología. Los agricultores del sureste llevaban las de veinte años, culpando de sus penurias a una extraña alianza entre ciencia y tecnología por la escasez de precipitaciones. Y en esta zona tuvo su máximo apogeo la polémica que aún perdura entre los agricultores sobre las avionetas "espanta nubes".

Fueron bautizados por los agricultores de la zona norte de la provincia de Almería y del levante como las enigmáticas avionetas espanta-nubes. Según se supo entonces sus efectos alcanzaron una veintena de pueblos almerienses dedicados al cultivo de cítricos y hortalizas, y a la ganadería, aunque entonces el sindicato agrario UAGA no llegó a cifrar los daños causados. Hubo un elevado número de denuncias ante la Guardia Civil y actuaciones de UAGA ante el Defensor del Pueblo Andaluz, la Junta de Andalucía, el MAPA y otros organismos locales. La Delegación del Gobierno en Murcia recomendó entonces a los agricultores que cuando avistasen una de esas presuntas avionetas fantasmas que evitan la lluvia lo denunciaran inmediatamente al cuartel de la Guardia Civil más cercano. El tiempo fue sepultando todas las incidencias del caso.

Con los años, muy de vez en cuando alguien hablaba de la presencia de las susodichas avionetas. Los últimos casos sobre estos avistamientos se produjeron hacer ya algunos años el término municipal de Pulpí. ¿Hubo o no estas famosas avionetas espanta nubes? ¿Estaban equivocados o acaso mentían los miles de agricultores que padecieron esta artificial sequia? ¿Por qué desaparecieron totalmente cuando la tensión iba en aumento? ¿Qué tipo de interés existía para desviar estas nubes a otras zonas? ¿A quién benefició todo este asunto? ¿Acaso todo fue una leyenda urbana?

Pero lo cierto es lo cierto es que hace trece años, el 1 de junio de 2009, los agricultores de las comarcas del Levante y de la Cuenca del Almanzora se unieron en un plataforma para luchar contra la conocida avioneta anti-lluvia, que vertía sobre las nubes productos químicos cancerígenos como el yoduro de plata compuesto de plomo, capaz de absorber gran cantidad de vapor de agua y que unos desaprensivos, empresas agrícolas, seguros agrarios, etcétera, mandaban cada vez que iba  a llover por estas zonas, con el consiguiente perjuicio para las personas, la fauna, la agricultura, la flora, la escasez de agua, la desertificación, etcétera, según declaró ante la opinión pública, Santiago Torrecillas señaló el portavoz de esta plataforma,