Pensamos que por tener fama, dinero y belleza no tienen problemas. Nada más lejos de la realidad. La presión por encajar en un mundo de apariencia y el estrés de largas jornadas laborales han llevado a muchos intérpretes a caer en el infierno de la depresión, la ansiedad o los trastornos alimenticios. Parece imposible, pero rostros tan conocidos como Anahí o Catherine Siachoque llegaron a odiar su cuerpo en un momento en el que la delgadez extrema estaba bien vista. «En estos tiempos las cosas han cambiado mucho.

Y eso es porque cada vez más las mujeres nos cuidamos y unimos. Ya no es tan fácil que pase algo así», comentó la integrante de RBD, después de confesar que sufrió anorexia durante años: «Me dijeron “Anahí, las protagonistas son flaquitas, son muy bonitas y tú estás gordita, tú tienes que trabajar en ti”. Ahí conocí el miedo a ser yo, sentí que no era suficiente y empezó la pesadilla».

Meterse en la piel de personajes muy exigentes es otro de los motivos que ha llevado a varios intérpretes a hacer un parón en sus carreras. La autoexigencia de Demet Evgar no solo le llevó a padecer el síndrome de agotamiento, también sufrió una lesión muscular en la rodilla al rodar una escena complicada que le obligó a apoyarse en un bastón durante los descansos del rodaje.

Para otras estrellas turcas como Hande Erçel, el problema fue otro muy distinto. La protagonista de Love Is in the Air desarrolló ansiedad por culpa de los haters: «Me costó digerir tantas críticas. Tengo días en los que no quiero levantarme de la cama. En esos días, me doy un respiro y me enfrento a ese sentimiento».

Otro caso es el de Demet Evgar. La protagonista de Renacer tuvo que abandonar el rodaje de la segunda temporada debido al cansancio. Neslihan Atagül tuvo el síndrome del intestino permeable tras una etapa de mucho estrés con La hija del embajador. También destaca Meryem Uzerli, que sufrió depresión y agotamiento extremo en el rodaje de El Sultán y tuvo que abandonar al serie.