La humorista gaditana compartió en El Show de Bertín, cómo logra transmitir simpatía y optimismo, incluso en momentos difíciles de su vida. Su capacidad para ver el lado positivo en tiempos dramáticos es sorprendente. En los últimos cuatro años, Paz ha sufrido la pérdida de cinco personas cercanas: su marido, su madre, sus suegros y, más recientemente, su hermano Luis.

A pesar de esta serie de tragedias, cree en la importancia de disfrutar del presente, recordar los momentos felices y sembrar amor constantemente. En este sentido Paz Padilla afirmó: "Nunca hay tiempo suficiente para estar con un ser querido, nunca". Además, asegura que es fundamental dejar de lado los pensamientos negativos.

Su filosofía: ayudar a los demás en los momentos difíciles

Lo que más asombra de Paz Padilla es su capacidad para elevar el ánimo de quienes la rodean. Su espontaneidad y naturalidad la han convertido en un referente para muchos, sobre todo cuando se trata de ayudar a los demás. Una de las claves de su filosofía de vida es ayudar a quienes están pasando por momentos peores. Un claro ejemplo de su compromiso social son sus trabajos como voluntaria en Valencia, donde ayudó a las víctimas de la DANA.

Paz demuestra su capacidad actoral en el juego 'El peliculón'

En el programa de Bertín, Paz mostró nuevamente su simpatía y su talento actoral, participando en el juego El peliculón, que provocó risas a carcajadas entre los presentes. En este divertido juego, Paz tuvo que interpretar papeles muy particulares, como el de "la niña" de El Exorcista, el "feo" de El bueno, el feo y el malo, o incluso a la mismísima Mina Harker, la novia de Drácula. A lo largo de la dinámica, Paz demostró su destreza para hacer reír tanto al público como a sus compañeros de reparto, quienes no podían evitar revolcarse de risa por el escenario.

La humorista gaditana no solo conquista por su capacidad de hacer reír, sino también por su fuerza y resiliencia ante la adversidad. Con una visión positiva de la vida, Paz Padilla es un ejemplo de cómo afrontar la tristeza con optimismo, siempre con una sonrisa y un buen consejo para quien lo necesite.