Si el pueblo de Vera y la comarca del Levante Almeriense es hoy un referente en no pocos ámbitos culturales y artísticos es porque hace décadas, algunos de sus vecinos tuvieron el atrevimiento de comenzar, por aquel entonces, con tareas que les convirtieron en pioneros dentro de este ámbito. 

Ese fue el caso de Antonio Pérez Gómez, conocido cariñosamente entre los vecinos como Antonio 'el de los cuadros', lo que dice todo sobre aquella pasión a la que ha dedicado toda una vida -con permiso de su familia y del fútbol veratense- y de la huella que ha dejado en la la localidad.  Inició una actividad novedosa, como fue la galería de arte 'VeraStilo', por donde pasó 'la crème de la crème' de los pintores, principalmente almerienses, pero también de todo el panorama nacional.

Antonio era originario de Los Gallaros y procedía de una saga de carpinteros, su padre y abuelo, que le contagiaron la pasión por la madera y la carpintería que él elevó haciendo grandes trabajos de marquetería, dando un paso más iniciando la actividad como galería de arte, una de las primeras de toda la comarca. 

Su otro pueblo, el de Vera, se ha despedido este viernes de quien comenzó siendo una de las pocas personas de la comarca en cuyo establecimiento se podían enmarcar cuadros con una profesionalidad y dedicación aún más única que el propio negocio en sí. De hecho, tal es su impronta que todos los concejales de la Corporación municipal han guardado un minuto de silencio este mismo viernes en su memoria antes de empezar al sesión plenaria que estaba prevista.

Por sus manos han pasado -no pocas veces sin que los propios autores lo supiera- obras de arte firmadas por Visconti, Giorgi Shahanov o Andrés García Ibáñez, entre otros muchos artistas cuyo trabajo fue a parar a ese -hace décadas- pintoresco negocio (aunque más que eso, era todo un trabajo de orfebrería) situado en la calle Villar, en pleno corazón de Vera. De hecho, es raro visitar algún hotel, establecimiento o negocio de la comarca y no encontrar cuadros enmarcados por Antonio.

Su corazón se paró este jueves y con él se lleva (aunque nunca lo hará del todo) a uno de los pioneros a la hora de reconocer que el arte es algo más que un simple negocio sino que es algo que sirve, también, para hacer grandes a los pueblos. Hoy, Vera es más grande de lo que era lustros atrás gracias, en buena medida, a la labor de Antonio Pérez Gómez y a una pasión por la cultura y el arte que ha dejado en buenas manos, transmitiéndosela a su familia y a todos los que le rodearon. Descanse en paz.