La Voz de Almeria

Roquetas de Mar

Es de Almería y estrechó la mano a Gadafi, al Papa Francisco, a Pedro Sánchez y al mismísimo Raphael

José Manuel Navarro Ojeda, jefe de protocolo de Roquetas de Mar, ha convertido su pasión por organizar en una carrera de más de 20 años

José Manuel Navarro Ojeda, jede de protocolo de Roquetas de Mar.

José Manuel Navarro Ojeda, jede de protocolo de Roquetas de Mar.La Voz

Marina Ginés
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¿Se imaginan conocer a Muammar al‑Gaddafi, al Papa Francisco, a Pedro Sánchez o incluso al cantante Raphael? Podría parecer la vida de un diplomático, de un artista internacional o de un deportista de élite. Pero no. Quien puede pronunciar sin pestañear semejante lista de nombres es el roquetero José Manuel Navarro Ojeda, jefe de protocolo del Ayuntamiento de Roquetas de Mar.

Con más de 20 años dedicados en cuerpo y alma a que la ciudad brille en cada acto institucional, José Manuel se ha convertido en la figura imprescindible que permanece siempre detrás, silenciosa, atenta, vigilante, para que todo salga bien. Sin embargo, su pasión por estar al servicio de los demás, por organizar y cuidar cada detalle, viene de mucho más lejos.

Los primeros grandes retos: Roquetas 2005

Su primera gran prueba profesional fue como jefe de Protocolo de la sede de los Juegos Mediterráneos 2005 en Roquetas de Mar. Solo quien ha vivido la intensidad de ese evento puede entender la magnitud: “En tres días teníamos cuatro entregas de premios diarias, salas VIP que atender, recibir visitas… tienes que saber cómo tratar a cada una de esas visitas”.

En aquellas jornadas frenéticas, José Manuel se fogueó con ministros, presidentes y delegaciones internacionales. “Vino el presidente del Gobierno”, recuerda con la naturalidad de quien aprendió a convivir con la presión. ¿Nervios? “Uno siempre quiere que todo salga bien, pero la experiencia es un grado”.

El encuentro con Gaddafi: la gran anécdota en Roquetas de Mar

Entre todas las vivencias que acumula, hay una que parece sacada de una película internacional. Sucedió durante el primer acto oficial de su carrera: el partido de inauguración del estadio Antonio Peroles de Roquetas de Mar, en el que jugaban Libia contra Italia.

El líder libio, Muammar al‑Gaddafi, asistió al partido acompañado por su esposa, Safia Farkash. “Teníamos que preparar una habitación VIP con una merienda para que los invitados bajaran del palco y la tomaran durante el descanso”, cuenta. Pero apareció un problema mayúsculo: en el mundo musulmán, las mujeres no pueden compartir mesa con los hombres. Y el palco estaba repleto de autoridades masculinas.

A esta dificultad se sumó un detalle clave: la esposa de Gaddafi no era una invitada cualquiera. Era representante del Comité Olímpico Internacional, rango equivalente en España al de un ministro. Con toda la presión diplomática sobre sus hombros, José Manuel tuvo que encontrar una solución inmediata. Pactó con ella que permaneciera en un despacho privado con un circuito de televisión en directo para que pudiera seguir el partido con total comodidad y respeto a su protocolo cultural. “Finalmente salvamos la situación”, recuerda.

Pero la tarde no había terminado. A falta de 15 minutos para el descanso, cuando todo estaba preparado, un grupo de libios irrumpió en la sala VIP. José Manuel pensó que querían adelantarse a la merienda… pero no: querían rezar. “Desplegaron sus esterillas y empezaron el rezo. Quizá fueron los 15 minutos más largos de mi vida”, confiesa. El miedo era evidente: ¿y si el descanso llegaba y la sala se llenaba con autoridades mientras el rezo continuaba?

Sin embargo, “como por arte de magia, el árbitro pitó el descanso justo en el instante preciso”. Los libios recogieron sus esterillas a toda velocidad, terminaron su oración y abandonaron la sala justo antes de que entraran los invitados. Una coincidencia casi divina que aún hoy recuerda con una mezcla de alivio y humor.

Una vocación que nació pronto en Almería

José Manuel Navarro Ojeda nació en Roquetas de Mar el 29 de mayo de 1963. Desde pequeño sintió una vocación especial por organizar eventos y hacer sentir cómodos a quienes asistían. Su interés se consolidó cuando, en 1999, leyó en un periódico que el protocolo era “el trabajo del futuro”. Sin pensarlo, buscó dónde estudiar y se matriculó en la Universidad Miguel Hernández de Elche, cursando la Diplomatura en Protocolo.

“Si es prácticamente lo que hago, si lo estudio lo haré todavía mejor”, recuerda José Manuel. Al año siguiente, continuó con la diplomatura y también comenzó a impartir clases, ya que entonces había muy pocos profesores especializados. En 2012, completó su formación con el Grado universitario oficial en Protocolo en la Universidad Camilo José Cela, consolidando así una carrera académica que se uniría a décadas de experiencia práctica.

Mientras impartía clases en Elche en 2005, el Ayuntamiento de Roquetas de Mar creó la plaza de Jefe de Protocolo. José Manuel, funcionario desde 1995, aprobó la oposición y asumió el cargo. Desde entonces ha sido responsable de la organización de todos los actos oficiales de la ciudad.

Su formación académica y práctica lo han convertido en un referente. “La gente piensa que todo el mundo sabe de protocolo y no es así. Es una carrera universitaria de cuatro años: protocolo oficial, empresarial, diplomático… idiomas, oratoria, telegenia… todo lo que implica estar en público y organizar un acto”, explica.

“He tenido la suerte de rodearme de gente muy profesional siempre y que me han abierto muchas puertas”, explica. El director de su escuela, Carlos Fuente Lafuente, es nada menos que el jefe de Protocolo de la Fundación Princesa de Asturias, lo que permitió a José Manuel colaborar desde muy joven en entregas de premios y eventos de enorme relevancia. Allí no solo aprendió, sino que se empapó del rigor, la elegancia y la precisión que acompañan a las grandes ceremonias.

Su guía fundamental ha sido Fuente Lafuente, todo un referente internacional en el ámbito del protocolo. “Siempre he estado muy vinculado a él y siempre he colaborado en todo lo que he podido”, recuerda José Manuel. Esa relación no solo moldeó su estilo profesional, sino que lo llevó a asumir responsabilidades cada vez mayores, hasta llegar a la Junta Directiva Nacional de la Asociación Española de Protocolo. Desde allí participa en reuniones con los principales responsables de protocolo de toda España, una posición reservada para quienes han demostrado una trayectoria intachable.

Concejal de Cultura, fundador de Protección Civil y servidor público incansable

Pero la historia de José Manuel Ojeda no se ciñe exclusivamente al mundo del protocolo, antes de convertirse en referente de este arte institucional, José Manuel ya era un rostro muy conocido para los vecinos. Entre 1990 y 1995 fue concejal de Cultura de Roquetas de Mar. Durante ese periodo detectó la necesidad urgente de que la ciudad contara con un cuerpo de Protección Civil propio. Y no se limitó a sugerirlo: lo creó. Fue el fundador de Protección Civil en Roquetas, una aportación decisiva para la seguridad y el bienestar del municipio.

La llamada de Juanma Moreno

En 2019, durante la primera legislatura de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía, José Manuel recibió una llamada que marcaría un antes y un después. Él y Juanma Moreno eran compañeros de clase, amigos desde jóvenes. Cuando el recién nombrado presidente decidió elegir su equipo para afrontar un momento político trascendental, quiso contar con alguien de confianza plena: José Manuel.

Durante cuatro años, de 2019 a 2022, formó parte del Gabinete del presidente. “La experiencia que da un Ayuntamiento es muy importante, pero los cuatro años en el Gabinete de Juanma Moreno dan mucho bagaje y mucha templanza en este trabajo”, reconoce. Esa etapa le permitió trabajar al máximo nivel institucional, con autoridades nacionales e internacionales, y adquirir una visión privilegiada sobre la importancia del protocolo en la política moderna.

Cuando la legislatura terminó, José Manuel sintió que había llegado el momento de volver a casa. A su Roquetas de Mar. Al lugar donde comenzó todo.

La vida entre bastidores: el arte de que nunca pase nada

Los encargados de protocolo son los que nunca se ven. Esa es la ley no escrita de su profesión. “Si nos ves, es que algo va mal”, dice sonriendo. Su trabajo es una coreografía invisible: calcular cada movimiento, anticiparse a cada imprevisto, resolver sin ruido, sostener el equilibrio del acto sin que nadie note que estuvo ahí.

Tras tantos años, tantos eventos, tantas visitas ilustres y tantas horas de dedicación silenciosa, José Manuel mantiene intacto el espíritu que lo llevó a este mundo: la atención a las personas.

Al final es una ayuda personalizada a sus vecinos. Quizá por eso Roquetas de Mar le tiene un cariñoespecial. Él ha estado ahí, siempre, en la trastienda de todo lo que ha hecho crecer a Roquetas de Mar.  “Me quedo con el cariño y el agradecimiento de la gente… las fiestas de los barrios, las misas de las cofradías… es un trabajo mano a mano con los vecinos de toda la vida”.

Porque si hay algo que define su trayectoria es que, aunque él prefiera trabajar entre bambalinas, Roquetas siempre lo ha tenido en primera línea del corazón de la ciudad.

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