Almería tiene impresionantes praderas de posidonia y disfrutar de ellas es más fácil que nunca
La tecnología ha permitido que cientos de personas ya hayan conocido este paisaje milenario en las últimas semanas

Imagen de archivo de praderas de posidonia oceánica.
Habitualmente, cuando se habla de los atractivos de la provincia y más concretamente de la comarca del Levante Almeriense, salen a relucir monumentos históricos y naturales, yacimientos e incluso fiestas tradicionales que atraen cada año a miles de personas.
Sin embargo en pocas ocasiones se añade al elenco de atractivos a visitar uno de los mayores espectáculos naturales con los que cuenta la provincia de Almería. Se trata de las inmensas y no menos espectaculares praderas de posidonia. Formadas a lo largo de miles de años, en la actualidad son un ejemplo de la biodiversidad y de la flora y fauna marina que se puede encontrar, por ejemplo, frente a la playa de San Juan de los Terreros (Pulpí).
No todo el mundo está preparado para sumergirse con una bombona de oxígeno y disfrutar del submarinismo por estos paisajes marinos que parecen de otro planeta. Todo gracias a la tecnología de realidad virtual (VR) por la que ha apostado el Ayuntamiento de Pulpí para acercar este valioso patrimonio natural a todo aquel que se coloque las gafas con las que nos podemos sumergir en esas praderas sin salir de una habitación o más bien de una sala.
Concretamente se trata de la sala situada en otro monumento, el Castillo de san Juan de los Terreros, donde están a disposición de los visitantes esas gafas que permiten durante algunos minutos hacer submarinismo de una forma cómoda. Y el resultado, a tenor de la cara de quienes lo prueban, no puede ser más satisfactorio. “La gente reacciona muy bien. Es una grabación real de imágenes y las reacciones son muy positivas, todo el mundo quiere verlo. Subir al castillo ya es un lujo por las vistas y su enclave pero si encima hay una novedad como esta pues también la quieres ver”, ha valorado durante una entrevista en la Cadena SER Levante el teniente de alcalde pulpileño Juan Bautista López.
“Esta Semana Santa ha venido mucha gente pese al tiempo regular, pero esa visita al castillo para ver las vistas y para conocer esa novedad de los fondos marinos ha sido todo un éxito y estamos muy satisfechos. Hay gente que incluso se queda viéndolo en bucle más de una vez”, bromea -sin ser menos cierto- el concejal del Ayuntamiento de Pulpí en cuanto al balance de los últimos días festivos.
Tanto es así que ha habido días, durante la pasada Semana de Pasión, que “se superaron los 300 visitantes” en el castillo de Terreros gracias a esta apuesta que ha sido posible gracias a una subvención Grupo de Acción Local de Pesca y Acuicultura y Fondos Europeos y fue presentada en la última edición de Fitur (Feria Internacional de Turismo) permitiendo que todo el mundo se quede con la boca abierta durante su paseo por unos fondos marinos catalogados como zona ZEPIM (Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo).

Autoridades probando el recorrido por la posidonia en realidad virtual.
El vídeo, además de permitirnos disfrutar de los paisajes marinos de la zona, también permite explicar porqué “tenemos esa calidad de las aguas y de la arena en San juan de los terreros, pero también podemos observar las diferentes especies de flora y fauna que tenemos en nuestro medio marino. Una vez que te pones las gafas ves la isla de Terreros pero a partir de ahí te sumerges y te encuentras todo lo que nos gustaría ver”.
Esta no es la primera apuesta que hace el Ayuntamiento de Pulpí por difundir su patrimonio por medio de esta tecnología cada vez más presente. De hecho, la primera visita que se pudo hacer hace justo diez años a la Geoda gigante de Pulpí tuvo lugar mediante la VR antes de que la materialización del proyecto para la puesta en valor de la Mina Rica fuese una realidad. Quien sabe si, visto el ‘boom’ de la geoda tras llegar primero a miles de personas de forma virtual, antecede al de los fondos marinos de Pulpí. Desde luego, su atractivo y espectacularidad como paisaje natural, al igual que ocurre con la geoda, tiene poca competencia.