Cabo de Gata guarda joyas poco conocidas que permiten descubrirlo desde nuevas perspectivas. Una de ellas es el Sendero Requena, una ruta de media dificultad que ofrece algunos de los paisajes más sorprendentes y elevados del parque, con vistas casi aéreas sobre la costa, La Isleta del Moro y el histórico Cortijo del Fraile.

Este espectacular sendero arranca en las inmediaciones de la Cala de los Toros, a escasos 600 metros del cruce hacia La Isleta del Moro por la carretera AL-4200. Desde ese punto, tras cruzar la carretera, un panel informativo nos da la bienvenida a un camino que nos llevará a través de barrancos escondidos, altiplanos solitarios y panorámicas inolvidables. 

La ruta es lineal, con una longitud de 7,4 km de ida (14,8 km ida y vuelta) y un desnivel acumulado de 420 metros, lo que se traduce en unas 3,5 horas de caminata solo de ida.

El recorrido comienza con una subida directa hacia el Barranco del Negro, un estrecho valle cubierto de vegetación mediterránea donde destaca el palmito, la única palmera autóctona de Europa. 

A medida que se gana altura, las vistas hacia La Isleta del Moro y los imponentes cerros volcánicos de Los Frailes comienzan a desplegarse a nuestras espaldas.

Bordeando los Cerros del Carrilazejo, nos encontraremos con un sorprendente pinar relicto, vestigio de épocas más húmedas, que añade una nota verde y fresca al paisaje semidesértico típico de esta zona. 

Poco después, se alcanza el Cortijo de la Rellana, donde aún se mantienen en pie, aunque deteriorados, dos antiguos edificios agrícolas y unos chalets abandonados. 

Desde esta altiplanicie se disfrutan algunas de las mejores vistas del recorrido: Mesa Roldán, el Valle de Rodalquilar, el Playazo, La Punta de la Polacra o San José con el imponente Morrón de los Genoveses.

El sendero continúa por una pista que serpentea suavemente por la zona de La Rellana, donde el paisaje se torna más abierto y relajado. 

Pero pronto vuelve el esfuerzo con una subida pronunciada que nos lleva hasta unas antenas situadas en el punto más alto de la ruta, a 460 metros de altitud. 

Desde aquí se abren panorámicas en todas direcciones: los Escullos, el interior volcánico de Rodalquilar, Las Negras, San José y los paisajes agrícolas del Cortijo de El Fraile.

Este cortijo, visible desde varios puntos del sendero, es uno de los enclaves históricos más emblemáticos de Cabo de Gata. Su fama viene dada por haber inspirado la tragedia narrada por Federico García Lorca en 'Bodas de Sangre', basada en un crimen real ocurrido en sus inmediaciones en 1928. 

Desde las antenas, la pista comienza a descender suavemente. En una curva, hay que estar atentos para tomar un desvío poco visible hacia la derecha, que nos lleva al Barranco de Requena. Esta es una de las zonas más húmedas del Parque Natural, con abundante vegetación que cubre el sendero, creando un túnel natural de palmitos de un verde intenso. El descenso por este barranco es tranquilo, fresco y muy agradable, en marcado contraste con la dureza del tramo anterior.

Poco a poco, el barranco se ensancha, y el camino se vuelve más llano hasta alcanzar el Cortijo de Requena, otro vestigio del pasado rural de la zona. Desde aquí, el sendero se convierte en un cómodo camino recto, flanqueado por pitas hasta desembocar en la pista que conecta Rodalquilar con Los Albaricoques.

El Sendero Requena no es circular, por lo que el regreso requiere planificación. Existen tres opciones: volver por el mismo camino, optar por una bajada alternativa hacia el Paraíso y la Isleta del Moro (implica un tramo por carretera), o bien seguir hasta Rodalquilar, siempre que se haya dejado un coche allí previamente. Esta última es la más recomendable si se quiere convertir la ruta en una travesía completa.

Para disfrutar al máximo de esta ruta, se recomienda llevar el track GPS, consultar la predicción meteorológica, llevar agua abundante, protección solar y buen calzado. También es muy recomendable descargar o imprimir el mapa del sendero antes de iniciar la ruta.

El Sendero Requena es, sin duda, uno de los grandes secretos del interior de Cabo de Gata. Su combinación de paisajes volcánicos, panorámicas costeras, barrancos verdes y recuerdos históricos lo convierten en un itinerario imprescindible para senderistas. 

Desde lo más alto de sus miradores naturales, se obtiene una visión privilegiada del alma del parque: agreste, salvaje y profundamente hermosa.