La Voz de Almeria

Níjar

PROVINCIA DE ALMERÍA

Las guardianas del Hotel Mikasa: 20 años cuidando a los huéspedes en Agua Amarga

Su plantilla está compuesta casi exclusivamente por mujeres, entre las que se cuentan Carmen y Angelina

Carmen y Angelina, dos de las trabajadoras con mayor trayectoria de Mikasa.

Carmen y Angelina, dos de las trabajadoras con mayor trayectoria de Mikasa.Elena Ortuño

Elena Ortuño
Publicado por

Creado:

Actualizado:

El sol está alto en el cielo y el teléfono no ha dejado de sonar en toda la mañana. Con voz cariñosa y acento francés, Angelina, la recepcionista, explica con una paciencia que parece inagotable el precio de las habitaciones, el horario del gimnasio y los tipos de piscinas con las que cuenta el hotel. Nada más colgar, el aparato vuelve a vibrar. Su rostro se suaviza con una gran sonrisa al escuchar una voz que no le es ajena: "¡Don Paco! ¿Cómo está? Claro, aquí le esperamos, le guardamos la de siempre", le asegura.

Junto al ordenador de la francesa-almeriense, un par de post-it manuscritos en los que, con caligrafía infantil, se pueden leer mensajes como: "Buenos días, Angelina ¿has dormido bien?" o "Un dibujito para la mejor jefa del hotel. Firmado: el futuro violinista y pianista". Con las mejillas sonrojadas, la recepcionista reconoce que tiene muy buena relación con las personas que pasan por allí. "Así es el Hotel Mikasa. Un lugar de lujo, no por sus estrellas, sino porque ¿qué mayor lujo hay que sentirse como en casa?".

Grandes cambios, pero la misma esencia

Carmen lleva 17 años en Mikasa. Primero como limpiadora y después como gobernanta, no hay esquina ni cerradura que no se conozca. Como Angelina, que lleva más de dos décadas tras el mostrador del hospedaje, ha visto la evolución de un negocio que ha resistido al paso del tiempo e, incluso, al cambio de propietario. "Martín, que es el nuevo dueño, es joven y tiene muchas ideas para mejorar la estancia de los clientes, pero también ha sabido mantener la misma filosofía y esencia de antaño", explican.

Ese concepto del que ambas están tan orgullosas se basa en la cercanía y el trato detallista hacia aquellos que eligen el alojamiento para pernoctar en el Cabo: "Aquí prestamos hasta toallas y sombrillas a nuestros clientes. Carmen, por ejemplo, conoce con qué tipo de almohada duerme mejor cada persona y yo sé la habitación que les tengo que reservar según sus gustos. Al final todo está pensado para ser como un hogar", cuenta Angelina, a quien su jefe la llama afectuosamente 'viejo buho', por ser la que "lo ve y lo sabe todo".

Uno de los salones interiores del Hotel Mikasa.

Uno de los salones interiores del Hotel Mikasa.Elena Ortuño

De la misma forma que han sido testigos del crecimiento de Mikasa, también han sido partícipes del boom turístico que Cabo de Gata y Agua Amarga han experimentado en los últimos años. Tanto Angelina como Carmen coinciden en que el mayor problema en la zona es el aparcamiento: "Aquí siempre ha habido mucha gente. Es un sitio que siempre está lleno, pero ahora el tema de los coches es horripilante", asegura la gobernanta, a quien secunda Angelina: "Nada más subirte a tu coche ya llega alguien preguntándote si te vas para poder ocupar tu lugar. Es increíble. Menos mal que el hotel tiene parking privado", añade.

"Nada más subirte a tu coche ya llega alguien preguntándote si te vas para poder ocupar tu lugar"Angelina, recepcionista de Mikasa

Si bien no niegan la gentrificación del parque natural, también reconocen que, en el caso de Agua Amarga, no encuentran ningún problema: "Los que vienen aquí suelen ser 'hippies chic'; personas que saben estar y que cuidan la naturaleza. Así que sí, se llena de gente, pero no hay escándalos", cuenta la recepcionista. Así, la placita sigue igual, las tapas son las mismas y el pueblecillo continúa anclado en un pasado pesquero que hoy se vislumbra en las calles y plazas.

La playa de Aguamarga, uno de los mejores destinos en los que bañarse hoy

La playa de Aguamarga, uno de los mejores destinos en los que bañarse hoyLa Voz

Un 'antihotel'

El perfume de la comida casera de La Villa -su restaurante anexo-, la quietud del alojamiento y el bienestar de un entorno natural único -tanto en sus jardines interiores como en los paradisíacos paisajes de estampa que lo rodean- consiguen que Mikasa presuma, lejos de asimilarse al resto de alojamientos hoteleros, de ser un 'antihotel'.

"Aquí somos como una familia. Hay veces que llaman a recepción para darnos una mala noticia concerniente a algún cliente. Otros, ocurre todo lo contrario: son días festivos para nuestros huéspedes y, por ende, para nosotros también", cuenta Angelina, para después incitar con la mirada a Carmen a que tome la palabra: "En Mikasa hemos vivido verdaderas historias de amor", confirma. 

Premio concedido al Hotel Mikasa por La Voz de Almería.

Premio concedido al Hotel Mikasa por La Voz de Almería.Elena Ortuño

Los ojos de ambas amigas brillan cuando su memoria rescata el mismo recuerdo a la vez: el de una pareja que se comprometió en el hotel. "Ahora quieren casarse aquí", revela Carmen, quien, entre risas, recuerda el cómico y emotivo momento en el que todo el personal se apiñó para no perderse ni un instante de la pedida de mano.

Un hotel en femenino

"Cuando llegan huéspedes que no hablan español, les suelo explicar el significado de Mikasa. Les digo que es 'my home', porque tiene un significado más acogedor y hogareño que 'my house'. Al final siempre me dan la razón.

Según reconocen ambas trabajadoras, en el hotel más del 90% de la plantilla son mujeres: "Somos casi todas chicas, excepto el jefe, los de mantenimiento, algún refuerzo que traemos en verano... Quizás ese algo que tenemos las mujeres marque la diferencia", explican. "Incluso en el nombre del hotel tuvo que ver una mujer", concluyen entre risas.

tracking