La Playa de los Muertos, en el término municipal de Carboneras y considerada una de las playas más espectaculares de la costa almeriense, sigue siendo también una de las más peligrosas. Y lo es, entre otras cosas, porque no cuenta con una torre de socorrismo de forma directa, como sí lo hacen otras playas del municipio. 

Lo que muchos turistas desconocen al llegar, es que esta playa, dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, —que no es urbana ni dispone de acceso directo— no puede acoger un puesto fijo de salvamento, según confirman la jefa de Protección Civil de Carboneras, Isabel María Calahorro, y la edil de Playas y Protección Civil, Ana María Caparrós para LA VOZ.

No hay socorrista, pero sí un equipo de rescate preparado

“La Playa de los Muertos no es una playa urbana y las condiciones para instalar un puesto son desfavorables. No puede haberlo”, explica Calahorro. A pesar de ello, añade que el municipio está preparado para atender emergencias: “Tenemos lancha propia y personal que acude por vía terrestre y acuática. Vamos todos los días al mirador, controlamos la bandera y si hay que actuar, se actúa”. 

El problema es que actuar no siempre es suficiente. “Cuando hace temporal, la lancha no puede salir, pero aun así lo hace. Y los compañeros se tiran al agua, jugándose la vida. Son personas normales, trabajadores del Ayuntamiento, que dan todo lo que pueden”, denuncia Calahorro. Lo hacen, muchas veces, por quienes se bañan con bandera roja y desoyen las advertencias.

Antecedentes: buscan a una persona desaparecida

Lo hicieron también este pasado domingo, 3 de agosto, cuando un grupo de cuatro bañistas se vio en apuros en esta zona. A las 16:30 horas, el Servicio de Emergencias 112 Andalucía recibió llamadas alertando de la situación. Dos de ellos lograron agarrarse a unas rocas, mientras que un tercer lograba llegar por sí mismo hasta la orilla. Estos tres bañistas fueron rescatados por Protección Civil de Carboneras. 

En concreto, Salvamento Marítimo desplegó la salvamar Algenib, el helicóptero Helimer 215 y la patrullera Río Nacimiento de la Guardia Civil para tratar de localizar al bañista desaparecido, que según fuentes oficiales sería un joven de 27 años de edad. En el momento de escribir esta información, todavía sigue desplegado el dispositivo de búsqueda del cuarto bañista. 

Banderas, carteles y advertencias

Desde el Ayuntamiento y Protección Civil recuerdan que hay banderas visibles incluso desde el aparcamiento, antes de comenzar el descenso a pie, así como carteles informativos. “La gente ve la bandera y baja igual. Llevamos dos semanas con bandera roja y aún así se siguen bañando”, lamenta Caparrós. Asimismo, Calahorro ha afirmado que ayer, durante el rescate, la gente continuaba bañándose en el otro extremo de la playa. 

Lo que falta, insisten desde el equipo de emergencias y el consistorio, es responsabilidad ciudadana. “Hay que hacer un llamamiento serio. No podemos poner la vida de más personas en peligro por imprudencias evitables”, recalca Calahorro. El equipo de gobierno lamenta la desaparición y también incide en que se respeten las indicaciones. Tal y como figura en la página web de Protección Civil, los bañistas pueden ver el estado de las playas actualizado, desde las 11:00 horas hasta las 20:00 horas, para comprobar las banderas. 

Un equipo humano que hace lo imposible 

Diego Soto, Carlos Peláez, Víctor Seco (patrón de la lancha) o Iván Peláez son algunos miembros del equipo de Protección Civil que acude por vía acuática cada vez que hay una alerta. Son los que se juegan la vida en el mar para salvar las de otras personas. Porque aunque no hay torre ni socorristas en la playa, sí hay vigilancia constante desde Protección Civil y respuesta inmediata. 

“No está dentro de las playas urbanas vigiladas, pero sí la tenemos muy presente. Todos los días. Y aun así, pasan cosas”, explica la jefa del equipo. “El Levante cambia el mar en minutos. Lo que desde arriba parece una ola más, abajo puede volcarte sin remedio”.

Conclusión: el aviso es claro

Visitar la Playa de los Muertos es una experiencia inolvidable. Pero puede ser también peligrosa si se ignoran las indicaciones. No es cuestión de prohibiciones, sino de respeto por la vida propia y ajena. La bandera ondea antes incluso de bajar del coche. Está ahí. Solo hay que mirarla.