Donar dos veces, amor y vida
Donar dos veces, amor y vida
Madre e hija , esposo y esposa, dos casos de amor doble, de entrega amplificada de afecto y de vida, son las historias de María de los Ángeles Zapata y su madre María Ángeles González y de Antonio Rodríguez y su esposa Maria Jose Camacho. Dos parejas especiales de trasplantados y donantes.
Mariángeles Zapata es una joven enfermera en paro que ha comenzado a vivir con su pareja. A los siete meses de vida se le diagnosticó una hipoplasia renal, sus riñones era más pequeños de lo habitual y eso le ha marcado su vida hasta hace poco. Hace 25 años su madre le dio la vida y el 4 de agosto de 2010 volvió a dársela, desprendiéndose de uno de sus riñones.
Era la que más compatibilidad tenía con su organismo y por ello con la que habría menos probabilidad de rechazo. Al principio Mariángeles hija se negaba a que su madre se sometiese a esa operación. Entonces esta joven enfermera almeriense no sabía aún lo que una madre siente para actuar así. Ahora lo entiende más y desea con fervor llegar a ser madre, algo que no hubiera podido alcanzar sin el trasplante.
“Yo siempre he tenido una muy buena relación con ella y siempre nos hemos apoyado mutuamente, pero ahora al llevar una parte suya dentro de mí, siento una conexión especial y le estaré agradecida eternamente por haberme dado la vida por dos veces”, afirma esta joven almeriense, que acude junto a su madre a disfrutar de un concierto. “Gracias al trasplante tambien voy al gimnasio ya que ahora sí me encuentro con energía y también practico danza oriental. Me gusta mucho los cafés con mis amigas y salir y disfrutar con mi familia y mi sobrina que la adoro”, afirma María Ángeles, que intenta recuperar lo que la enfermedad le robó su vida anterior.
El recorrido de Antonio como enfermo es más corto. A sus 39 años hoy, hace ocho se le diagnosticó una enfermedad que se desarrolló con mucha velocidad. Con 38 años y recién casado se encontró con el problema de su vida pero por el amor de su esposa pudo evitar tanto la diálisis como su entrada en lista de espera de un donante fallecido.
“Tuve la gran suerte de que mi mujer, no sólo se ofreciera a darmelo, sino de que además, despues de innumerables pruebas saliera compatible conmigo, ya que la probabilidad de que eso ocurra era dificil”, recuerda.
A todo el amor como pareja se le suma éste ahora que une a las personas que comparten una parte importante de su cuerpo. “Es cierto que esto nos ha unido mucho más, si es posible. Hoy en dia estoy bien, muy bien gracias ella, y espero poder compensárselo con creces, aunque seguramente me quedaria corto”, comenta Antonio. Gracias al gesto de su esposa Maria José, ha podidovolver a su trabajo en el cuerpo de amarradores del puerto.
Mariángeles es hoy día vicepresidenta de la asociación ALCER Almería y comparte su experiencia con otros enfermos renales y trasplantados. Porque como dice Rosario Ortuño, “cuando hablamos de trasplantes, sus vivencias personales son lo realmente importante”.