La XI Carrera Popular de Cruz Roja bate su récord de convivencia
La XI Carrera Popular de Cruz Roja bate su récord de convivencia
Alrededor de 1.500 personas participaron ayer en la undécima Carrera Popular porla Convivencia organizada cada año por la Asamblea de Almería de Cruz Roja. Fue un éxito de participación y también un récord a tenor de lo expresado por la coordinadora de este evento, Julia Rodríguez Pina, quien también es responsable del programa de inmigrantes. “Hay mucha más participación, notamos el apoyo de la gente y su compromiso con la Cruz Roja”.
Los participantes se inscribieron dos semanas antes con la colaboración de la asociación Todofondo, pero ayer también se presentaron de forma espontánea alrededor de un centenar de personas. “El objetivo de esta carrera es pasar un día de convivencia a través del deporte y dar a conocer gentes de otras nacionalidades y culturas”, afirmó la coordinadora.
Junto a ella, otros responsables de Cruz Roja y numerosos voluntarios se encargaban de distintos aspectos organizativos, como el avituallamiento posterior -agua y refresco a elegir y bocadillo -de queso o salchichón-.
El ambiente fue un año más inmejorable. Participaron muchas familias con sus hijos y pandillas de jóvenes. Los que llevaron bicicletas, como la pequeña Alba Marina Sanz, se colocaron al final del pelotón, cerrado por un motorista de la Policía Local.
La mayoría lo hicieron por la causa solidaria y pocos iban con espíritu competitivo. Algunos habituales participantes en otras carreras se lo tomaron como entrenamiento. Los primeros en cubrir los siete kilómetros del recorrido (desde el Palmeral hasta la rotonda de la Rambla con C/ Granada y vuelta) fueron, en este orden, José Juan Pérez, Farid Minoutha y el tercero, Carmelo Ortiz, los tres españoles. Los inmigrantes, como en otras ediciones, tuvieron un peso fundamental. Para ello, Cruz Roja puso a disposición de ellos autocares desde Roquetas y Níjar.
Con la llegada de los tres primeros comenzó a sonar el consabido “We are the champions”, de Queen. Y tras este himno, tomaron el escenario Cane Bache, de Mauritania y Bap, de Senegal con sus propias composiciones. Tras ellos, monitores del centro deportivo Supera dieron sobre el mismo escenario una clase-exhibición de Zumba. A la llegada, los niños recibían una medalla conmemorativa, algunos recobraban el aliento felices con su premio al cuello o bien agarrado dentro del puño. Muchos vieron cómo la meta era la misma, la convivencia, y entraron a ella abrazados o cogidos de la mano.