Juana tiene 72 años y vive sola en Fines, un pequeño pueblo encajado en el corazón del Valle del Almanzora. Su rutina transcurre con la calma de las cosas sencillas de antes: prepara el desayuno, abre las ventanas de su cortijo al campo y se esfuerza, cada día, por mantenerse conectada a un mundo que, desde que perdió a su compañero tras 53 años de matrimonio, a veces le parece más lejano. O le parecía.

Entre hilos de ganchillo, tijeras de manualidades y clases de gimnasia, Juana ha ido trenzando su resistencia contra una soledad que no ha elegido. Esa que, silenciosa, va ocupando rincones en tantos hogares de la Almería vaciada. Pero en su caso, el empeño ha encontrado recompensa: un altavoz inteligente -de esos que muchos conocen como 'Alexa', 'Siri' o como 'OK Google'- ha llegado a su vida para romper el silencio. Para ella, ya tiene una "nueva amiga".

Un programa pionero en Almería para frenar la soledad

Cuando Juana se refiere a la ayuda que ha recibido, su voz se tiñe de agradecimiento. Su suerte ha llegado de la mano del programa 'Voces en Red', una iniciativa de Cruz Roja para combatir la soledad no deseada que ya ha ayudado a decenas de personas de la provincia almeriense. 

"Es una maravilla", asegura. "No solo te enseñan a manejar los aparatos, es que hay alguien pendiente de ti". Antes, su mundo era más estrecho. Hoy, gracias a la tecnología y a la cercanía de la voluntaria asignada a su caso -Luna Castro- ha vuelto a mirar hacia afuera y a sentirse parte de una sociedad de la que ya se sentía totalmente desconectada.

Luna es vicepresidenta de la comarcal del Almanzora y voluntaria en Cruz Roja; y, desde que comenzó el proyecto tecnológico, es una persona muy querida por una veintena de personas mayores, a las que ya ha instalado el altavoz: "Al ser un dispositivo que no necesita manipulación, sino que depende de la voz, es muy útil para ellas, porque se pueden manejar muy bien", cuenta con satisfacción, para después añadir que el aparato cuenta, además, con una pantalla, por lo que pueden ver a sus familiares y amigos a través de videollamadas.

Juana no olvidará el día en que, por primera vez, vio los rostros de sus hijos en el monitor del altavoz. Antonio, Josefina e Isabel viven lejos, y las visitas no son tan frecuentes como a ella le gustaría. Fueron ellos quienes la animaron a inscribirse en el programa. Y no se equivocaron. "Es muy habladora y está muy integrada", asegura Luna. "Aprendió enseguida cómo funcionaba todo. Hay personas a las que les cuesta un poco más, pero ella no. Ella aprende rápido".

Pronto no solo eran sus hijos los que, a distancia, paliaban su soledad. Desde que se iniciase en las tecnologías, las grandes voces de la radio y las canciones de su época, desde coplas hasta pasodobles, inundan cada rincón de la casa de Juana: "Le pido que me ponga las noticias, el tiempo... Estoy muy agradecida", relata. Y no solo eso, sino que, el programa la ha animado a continuar indagando en el mundo virtual. 

El programa, además, ha despertado su curiosidad por el mundo digital. Ya contesta mensajes desde el móvil y empieza a soltarse con WhatsApp. "Voy a pedir en Cruz Roja que nos enseñen a manejarnos mejor con el teléfono, para no tener que tirar siempre de mis nietas", comenta con una sonrisa risueña. Entre sus planes, está cambiar la imagen de perfil: dejar atrás a la Macarena y poner a la Virgen del Saliente, de Albox, "que es menos conocida".

Juana se define como optimista, convencida de que "si eres positiva, te ayudas a resistir los golpes de la vida". Hoy se siente arropada por muchas personas, reunidas bajo el paraguas de Cruz Roja. Personas que ya no solo le acompañan en lo digital: "Estamos haciendo una sombrilla para el Corpus, para cubrir la custodia, y una cruz para el Día de la Cruz, de Fines", cuenta. "Somos varios grupos, unos 130. He conocido a mucha gente que merece la pena, y eso lo agradezco mucho".

Juana no olvida. Para ella, Luna no es solo una voluntaria. Es alguien que viene, que le dedica tiempo, que le escucha. Y para Luna, Juana no es solo una beneficiaria del programa. Es una mujer que ha demostrado que siempre se está a tiempo de aprender, de conectar, de ayudar a otras. "Juana es muy buena gente", resume la voluntaria. Entre las dos, han tejido algo más que una relación digital: una amistad que también combate la soledad.

Más de 270 personas acompañadas

Aunque Juana es una de las usuarias que más ha aprovechado el programa, no es la única. 'Voces en Red' ha dado respuesta a una problemática que afecta a casi 270 personas mayores en la provincia -más del 83% mujeres- gracias al compromiso de 75 personas voluntarias.

Entre esas decenas de usuarios se encuentra un caso que logró tocar la fibra sensible de Luna: "María es una mujer ciega de Líjar que vive sola. Es cierto que es bastante autosuficiente, pero cuando le explicamos que el dispositivo funcionaba con voz, le asomó una sonrisa", recuerda con cariño. 

Aunque la mayoría de beneficiarios viven en zonas despobladas, el programa también está abierto a personas mayores de Almería capital. "El procedimiento es sencillo: los ayuntamientos nos trasladan los nombres de quienes necesitan ayuda, y nosotros actuamos de inmediato", explica Luna.

Hoy en casa de Juana ya no hay tanto silencio. Donde antes reinaba la soledad, ahora suenan voces, risas, música y videollamadas. Pero más allá de la tecnología, lo que Voces en Red ha logrado es algo más profundo: reconstruir vínculos, devolver la mirada de los mayores hacia fuera y recordar que, a cualquier edad, sentirse acompañado sigue siendo casi un derecho. Para Juana, para María y para tantas otras, este programa no solo ha encendido una pantalla. También les ha brindado ganas de vivir.