El símbolo que llevan muchos coches en Almería y que ha conquistado Dinamarca
Según un diario danés, "es muy especial"

Vista de la carretera desde el espejo retrovisor de un vehículo.
En las carreteras españolas, entre señales de tráfico y matrículas, hay un símbolo que ha pasado casi desapercibido para muchos, pero que ha despertado recientemente el interés de la prensa internacional.
No se trata de una señal oficial, ni de una advertencia de seguridad. Es un pequeño dibujo que algunos conductores colocan en la parte trasera de sus vehículos y que, visto por ojos extranjeros, resulta tan misterioso como cautivador.
En Dinamarca, el diario 'DenOffentlige' se ha hecho eco de esta curiosa imagen que algunos coches lucen como si se tratara de un talismán moderno: un dibujo que podría parecer un hombre bajo un arco, un arcoíris, o incluso, según algunos, la silueta de un pez.
Para los daneses, la figura tiene algo “muy especial”, algo que trasciende lo puramente decorativo. Y no se equivocan. Ese símbolo es mucho más que una figura estética; es un fragmento cultural profundamente arraigado en el alma de la provincia de Almería.
El símbolo que ha despertado la curiosidad nórdica es el Indalo. Su historia comienza en la cueva de los Letreros, cavidad rupestre situada en Vélez-Blanco y declarada Patrimonio de la Humanidad.
Allí, entre representaciones prehistóricas, fue hallada en 1868 por Manuel de Góngora y Martínez esta figura antropomorfa con los brazos extendidos y un arco sobre la cabeza. Desde entonces, el Indalo se ha convertido en un emblema de identidad para la provincia de Almería.
El Indalo representa "un poder superior que protege y ampara de los posibles riesgos”, lo que explica su uso moderno como amuleto en los coches: una forma simbólica de desear seguridad y buena suerte durante los viajes.
Muchos conductores lo colocan no solo como signo de protección, sino también como una manera de visibilizar sus raíces almerienses, llevando con ellos un pedacito de su tierra allá donde vayan.
Más allá de su función protectora, el Indalo ha sido también motor de inspiración artística. Durante el siglo XX, el símbolo fue adoptado por poetas, pintores y pensadores del llamado Movimiento Indaliano, que lo usaron como insignia de una nueva sensibilidad estética y cultural anclada en el paisaje, la historia y la espiritualidad de Almería.
Su nombre proviene de Indalecio, patrón de la ciudad de Almería, y según algunas interpretaciones etimológicas, el sufijo indal tendría raíces que significan “dios grande, fuerte y protector”.
Mucho antes de convertirse en un icono turístico, el Indalo era pintado en las fachadas de las casas de Mojácar para protegerlas del mal de ojo y de las tormentas, una tradición popular que se extendía por el norte y levante de la provincia.
Así, lo que en Dinamarca ha sido percibido como una curiosidad en un coche español, es en realidad uno de los símbolos más poderosos y antiguos de todo el sur de Europa. El Indalo no es solo un talismán: es la herencia de una civilización prehistórica y el orgullo de una provincia.