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Última guardia para Gabriel, el bombero almeriense que convirtió su sueño en una vida de servicio

El próximo 11 de junio cumplirá con su última guardia tras 35 años en el cuerpo de Bomberos del Poniente

Gabriel se despide del uniforme y de sus compañeros de Bomberos del Poniente.

Gabriel se despide del uniforme y de sus compañeros de Bomberos del Poniente.La Voz

Marina Ginés
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El próximo 11 de junio, un día antes de cumplir 60 años, Gabriel Parra Nicasio se pondrá por última vez el uniforme que lo ha acompañado durante casi 35 años. Será su última guardia como bombero del Poniente Almeriense. Lo hará rodeado de sus compañeros, los mismos que hace décadas se convirtieron en su segunda familia, los mismos que hoy lo abrazan con gratitud y admiración.

Nacido en Almería el 12 de junio de 1965, Gabriel tenía un sueño desde niño: ser bombero. Y lo cumplió el 15 de octubre de 1990. “Tuve la suerte de incorporarme a este gran colectivo”, dice. Esa palabra —suerte— la repite a menudo. Porque aunque su carrera estuvo llena de emergencias, rescates, fuego y tragedias, él habla siempre desde la gratitud.

Sus compañeros y su mujer (que falleció hace cinco años) lo sorprendieron un buen día con un escudo grabado en su uniforme. Llevaba la fecha en la que se unió al cuerpo. Es el único bombero del Poniente con ese distintivo. “Fue una sorpresa que me quiso dar mi mujer en complicidad con mis compañeros”, cuenta aún emocionado. Un detalle pequeño, pero lleno de significado.

Una de las fotos que guardará Gabriel para el recuerdo.

Una de las fotos que guardará Gabriel para el recuerdo.La Voz

“Cuando suena la alarma, la motivación es grandiosa”, explica. “Cuando llegas a un suceso y ves los ojos de las personas en peligro… no puedo explicarlo. En ese momento eres su salvador. Un ángel”. Gabriel ha vivido cientos de intervenciones, desde incendios y rescates en carretera hasta salvamentos en el mar, porque además de bombero, ha sido buzo. Ha rescatado personas y también animales en peligro de extinción. Y aunque las emergencias forman parte del día a día, hay escenas que nunca se olvidan. Sobre todo aquellas en las que no se llegó a tiempo. “Esos gritos, esas miradas... se quedan contigo”, confiesa con la voz entrecortada.

Pero también están los finales felices. “Lo más reconfortante es cuando te subes al camión y sientes el brazo de un compañero en el hombro. Eso no se paga con nada. El compañerismo que hay en este cuerpo... es otra cosa. Los bomberos del Poniente no son mis compañeros, son mi familia”.

Uno de los rescates que más le marcaron fue el de una mujer atrapada durante dos días en un barranco. “Me pidió que la sacara de allí. No lo pensé. Empujé el hierro del asiento con mis propias piernas, sin esperar a la maquinaria. Conseguí sacarla. En esos momentos sacas fuerza de donde crees que no tienes”.

El bombero almeriense se despide del cuerpo después de más de 30 años en la profesión.

El bombero almeriense se despide del cuerpo después de más de 30 años en la profesión.La Voz

Ahora, Gabriel se despide del parque con la tranquilidad de quien ha dado todo. “Me toca dejar paso a los jóvenes”, dice con una sonrisa. Y aunque confiesa que también tiene ganas de esta nueva etapa —disfrutar de sus nietos, el bricolaje, reorganizar armarios o inventarse tareas cada día—, ha decidido acudir a una última guardia. No estaba previsto. Tenía días libres y vacaciones pendientes. Pero sus compañeros se lo pidieron, y él no pudo negarse.

El 11 de junio, sin quererlo, será un día simbólico. Un cierre perfecto. Un hasta luego en el lugar que ha sido su casa durante más de tres décadas.

Con la misma humildad con la que llegó en 1990, Gabriel se va. No con las manos vacías, sino con una vida llena de historias, de miradas salvadas, de abrazos compartidos y de incendios apagados. Porque hay profesiones que se eligen con la cabeza, y otras, como esta, que se viven con el corazón.

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