El patrimonio histórico es mucho más que piedras antiguas y estructuras recuperadas, es una oportunidad para conectar con la historia y revivir las costumbres que marcaron la vida de generaciones anteriores. Precisamente en Zurgena, el Molino Harinero se ha convertido en un emblema de esa memoria, y aunque el pasado 12 de febrero se inauguró tras las finalización de la segunda fase de las obras, aún queda un paso fundamental: la tercera fase que transformará este molino en un centro de interpretación.

Este último tramo del proyecto pretende devolver al molino la que fue su esencia viva y permita a los visitantes experimentar de primera mano cómo funcionaba este espacio hace siglos. Un solo día más tarde de la inauguración del Molino del Lugar, el alcalde de Zurgena, Domingo Trabalón, afirmaba “la inclusión de Zurgena en la agenda urbana con la parte de este proyecto que queremos solicitar”.

Entre mayo y junio de este mismo, como él mismo explicaba, conocerán en el Consistorio Zurgenero si el Gobierno de España lo incluyen en esa Agenda Urbana. “Si consiguiéramos la resolución definitiva, entre septiembre u octubre de este año podríamos estar ya licitando los trabajos”. Todo esto con el principal objetivo de que “antes de junio de 2026 podamos ver algo único en toda España: la maquinaria del siglo XVI funcionando con una rueda”.

La transformación en centro de interpretación permitirá que los visitantes exploren las distintas salas del molino tal y como fueron concebidas en su época. Ahora mismo, el Molino se compone de dos plantas y en la planta baja, de 480 metros cuadrados, se encontrarán cuatro espacios diferenciados.

La primera sala alberga las cuatro ruedas de molienda, que en su día eran movidas por la fuerza del agua. A la izquierda, se ubicaba el establo con animales, donde burros, caballos y mulas esperaban mientras sus dueños trabajaban. Más adelante, en una sala inferior, se hallaban los animales que servían de alimento a la familia que vivía en el molino.

“Es importante tener en cuenta que en las dos salas extremas de abajo había animales porque como no había calefacción en esa época, los animales daban calor natural” explicaba el alcalde en una entrevista en la Cadena SER Levante.

En la planta superior, las paredes de piedra nos trasladan al siglo XVI, con una estructura original que ha resistido el paso del tiempo. La intención es que el molino se convierta en un espacio expositivo donde se expliquen los procesos de molienda tradicionales, la evolución del molino y su impacto en la vida rural de la época.

Ese es precisamente uno de los aspectos más innovadores de esta tercera fase: revivir el funcionamiento del molino en tiempo real. Aunque el agua ya no corre por el río Almanzora, se electrificará la maquinaria para que los visitantes puedan ver la rueda en acción, tal como funcionaba hace más de 500 años.

La idea de este centro de interpretación es que se “pueda llegar a meter trigo, que te lo muela, sacar un paquetito y que ponga harina molida del siglo XVI. Y llevárnoslos a casa”. En definitiva, con la maquinaria del siglo XVI funcionando nuevamente y la posibilidad de llevarse a casa harina recién molida, el Molino Harinero más grande de Andalucía se convertirá en un símbolo de la memoria histórica y un motor de desarrollo cultural y turístico para toda la región.