La Voz de Almeria

Provincia

“La geoda está como en una UVI. Lo primero es ella: su conservación”

Entrevista al alcalde de Pulpí en la Feria Internacional de Turismo (FITUR)

Juan Pedro García, alcalde de Pulpí.

Juan Pedro García, alcalde de Pulpí.La Voz

Juan Antonio Cortés
Publicado por
Juan Antonio Cortés

Creado:

Actualizado:

En la Sierra del Aguilón, en el Pilar de Jaravía, no ha mucho tiempo atrás había una legión de mineros que sesteaban, en sus escasos ratos ociosos, mirando la costa azulada de San Juan. Aún viven algunos de aquellos valientes que reinaban en la oscuridad de las grutas. Aún hoy recuerdan cómo aparecían y desaparecían pequeñas geodas en el sendero de las cavernas porque estorbaban en la búsqueda del hierro o del plomo. Pero ninguna como la que la familia Cuesta descubrió en diciembre de 1999.

Allí estaba el tesoro. Desde el Triásico, unos 200 millones de años, habían estado larvándose las condiciones geológicas. Cuando el padre llegó al lugar ante el aviso de sus hijos, su alma empezó a temblar de emoción. Qué sería aquella mancha blanca oculta en la mina Quien tal Pensara. Que hasta el nombre es metáfora. Allí estaba, silenciosa, el tesoro oculto por los caprichos hidrotermales. En la oquedad de la sierra, los Cuesta, martillo en mano, conquistaban el territorio del tiempo. Se destapaba, de súbito, un hueco de yeso tapizado por cristales.

Qué temeridad. Ocho metros de profundidad por dos de ancho y largo. Pero qué barbaridad, se decían con la mirada. Y resulta que la tierra y sus fluidos se comió la roca madre. Y los millones de años de silencio hicieron el resto. Aunque el silencio se interrumpió en 2019 cuando se abrió al público. Diputación y Ayuntamiento, con el apoyo de la Junta, financiaron el milagro y abrieron paso a la geoda, a 60 metros de profundidad, acondicionando la entrada y la galería. Lo demás es pura historia de éxito: más de 300.000 visitantes en cinco años, 200 entradas diarias y 27 puestos de trabajo directos. Sí, los Cuesta encontraron una joya natural que, en un año, puede ser Patrimonio de la Humanidad. La Geoda visitable más grande del mundo. La de Pulpí. Con su alcalde hemos hablado en FITUR y ahora compartimos un café. 

Menos mal que los Cuesta rompieron. 

Sí, tuvieron que romper y vieron un cristal. Y ahí estaba la cavidad de 8x2. Tuvieron que arrastrarse para llegar al sitio. Y es cuando ponen en conocimiento del descubrimiento. Y llegaron los científicos.

Del ascensor imposible a la rehabilitación integral de la mina. Quién les dio la pista. 

Yo llegué a la alcaldía en 2012 y, tiempo después, fue José María Calaforra quien me puso en contacto con la empresa Tecnisa. Fue en el 2017. Por 500.000 euros podíamos llegar a ver la geoda. Yo recuerdo que, cuando me hicieron la propuesta en mi despacho, pensé que eran unos timadores que venían a tomarme el pelo. De 8 millones, que es lo que costaba con el ascensor, pasamos a medio millón. Y fue cuando contratamos el proyecto con el apoyo de la Diputación de Almería. Y se rehabilitó la galería. Después se ha invertido muchísimo más.

Agosto de 2019. Las primeras visitas. ¿Se imaginaban crear casi 30 empleos y recibir 200 visitas diarias de todo el país?

Las visitas son todo el año. Son reducidas. Un máximo de 15 personas. Se ha priorizado la conservación. Los fines de semana hay listas de espera todo el año. Esto está ayudando a desestacionalizar el turismo (muchos autocares paran en San Juan de los Terreros).

Luego está el cuidado de la criatura. Conservar es el verbo, alcalde. 

La geoda está como en una UVI. Lo primero es ella: su conservación. Tenemos un acuerdo con la UAL y ellos tienen conocimiento de primera mano de la temperatura, la humedad...

Una conversación con antiguos mineros es muy interesante. Ellos hablan de que la geoda era el material que menos querían ver en el camino. Buscaban hierro, plomo y plata y los cristales eran un estorbo. “Con la de geordas que hemos roto nosotros”, dicen algunos mineros. No olvidemos que la geoda se ha descubierto gracias a ellos. Si no, hubiera estado siempre enterrada en la sierra. 

Seremos nivel top. Patrimonio de la Humanidad. Palabras muy mayores. Con Doñana, eh.

Reunimos todos los requisitos. Hay que hacer un proyecto adecuado y tener todo el entorno en las mejores condiciones. Ahora es el momento de las administraciones públicas y de la iniciativa privada. Y de los científicos.

El día que entró la geoda en la prelista visité el entorno de la cueva. Vi allí gentes variopintas, casi todos de fuera de Almería, vestidos con ropa aventurera. ¿Esto es un turismo distinto?

Yo  recuerdo que, entre las primeras visitas, vino un geólogo de Madrid que no tenía coche y llegó en transporte público. Había llorado de emoción. Y me dijo: “Tenéis algo maravilloso, pero tenéis que mejorar las comunicaciones”. Todos los amantes de la geología se desplazan. Vienen personas de todo el mundo.

Para eso, se supone, está (estará) el AVE. 

El AVE va a ser el empujón definitivo. El hecho de que mejoremos el transporte tanto para pasajeros como para mercancías es fundamental. Y para el turismo va a ser un antes y un después.

¿No cree que habría que huir del turismo masificado?

Tenemos que orientarnos hacia un turismo de calidad. Yo respeto el turismo del ‘Todo incluido’, pero debemos ir hacia la no masificación. Ya hay rechazo social en muchos sitios.  Debemos ir hacia un turismo de experiencias. Sol y playa, sí, pero también la geoda, la gastronomía...

Ustedes casi no tienen paro. Lo que sí tienen es problemas para encontrar trabajadores. 

Es un paro simbólico. Hace unos días han llegado casi 200 personas de Ecuador contratadas en destino para trabajar en Pulpí.

Ustedes son expertos en un modelo migratorio distinto: contrataciones en origen. ¿Es otro paradigma?

Ese modelo sería el adecuado. Que aquella persona que venga aquí, ya lo haga con su trabajo. Que tenga su dignidad, dónde poder dormir. Trabajan nueve meses y se marchan tres a su país. Y luego vuelven. El que no vuelve, pierde la documentación.

También llegan inmigrantes sin regularizar. Es algo sistémico. Un síntoma de la necesidad. 

También llegan algunos sin documentación. Y es un problema grave porque el inmigrante vive mal y el problema de la vivienda se agudiza. La consecuencia es el chabolismo. Debemos ir hacia un modelo de inmigración que favorezca la dignidad de estas personas necesitadas.

Mientras charlábamos en Fitur (Madrid), un guía despedía, a las puertas de la mina, a un grupo de absortos bohemios. Inquietos viajeros que buscan el codiciado valor de lo escondido. Como en el cuento de Charles Perrault, un día la bella despertó tras millones de años de reposo. Y nos enseñó que el mundo es más habitable y hermoso de lo que imaginar podamos.

tracking