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El ingeniero del capirote

El ingeniero del capirote

Álvaro Hernández
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Cada Cuaresma, cuando se aproxima la Semana Santa, en la calle Zagal, en su cruce con la calle Humilladero, se producen colas en uno de los establecimientos más tradicionales de Almería: Villa Pollitos. Allí, entre disfraces, artículos de broma y algún que otro elemento decorativo para los belenes, se encuentra una de las claves de cada Semana Santa: los capirotes.


El capirote es el elemento con forma de cucurucho, hecho de un material rígido y sobre el que se coloca la tela que utilizan los penitentes para cubrirse la cabeza y la cara durante las procesiones de Semana Santa. En principio, pocas cosas de este mundo parecen más sencillas que el mecanismo de un capirote. Sin embargo, esa aparente simplicidad desaparece al hablar con Pepe Soriano, que lleva fabricando capirotes desde hace 55 años, de los cuales, los últimos 40 lo hace en Villa Pollitos, muy cerca de la Plaza de Toros y a escasos metros de la Rambla de Belén.


Charlar con Pepe Soriano es sinónimo de aprendizaje cofrade. No en vano, él mismo afirma: “Aquí ponemos la experiencia de otros nazarenos a la venta”. Al fondo de la pequeña tienda Pepe monta esos “trozos de cartón que se adaptan a la cabeza y que tienen una altura específica en función de la hermandad para la que sea”.


En la misma tienda, los clientes se prueban el capirote con la tela, para que se pueda adaptar lo máximo posible. La mayor preocupación de este “ingeniero” del capirote ha sido el peso del material con el que se fabrica lo que para Pepe es “la base de la indumentaria del penitente”. En su búsqueda por aligerar el peso de los capirotes, Pepe Soriano ha trabajado diferentes materiales hasta encontrar en el clásico cartón su mejor aliado: “Mis capirotes pesan exactamente 110 gramos, cuando de otros materiales pueden llegar a pesar hasta 400 gramos. Esa diferencia de peso a lo largo de muchas horas de procesión puede suponer kilos y kilos que el penitente se puede ahorrar. “


La fabricación de los capirotes no es algo que se pueda dejar para última hora. De hecho, en verano, cuando ustedes y yo estamos disfrutando de las playas de Almería, es cuando Pepe comienza a preparar las distintas alturas y anchuras de los capirotes que venderá en la siguiente Cuaresma.


Pepe Soriano, hermano del Amor, Macarena y Pasión, es una persona comprometida con la Semana Santa almeriense.  Lo ha demostrado a lo largo de los años de muchas maneras pero, en concreto, el precio de sus capirotes es una forma de demostrar ese compromiso. “En otras ciudades los capirotes más baratos valen unos 15 euros. Aquí los estamos vendiendo a seis euros y medio”, afirma Pepe, que trata de abaratar el coste para animar a la gente a participar en la Semana Santa de nuestra ciudad.


Se emociona al pensar en toda la gente que lo está pasando mal debido a la crisis y que, a pesar de eso, hace un esfuerzo enorme para acompañar a las imágenes de sus hermandades y se acercan hasta su tienda en busca de un capirote. Le brillan los ojos de felicidad al hablar de todas las madres que han adquirido capirotes en su tienda y que ahora llevan a sus hijos para comprarles su primer capirote.


Un ambiente único


Para Soriano, más importante que el dinero que pueda sacar de la venta de capirotes es que la gente vaya hasta su comercio y se genere un ambiente cofrade único: “Un día normal de Cuaresma estamos aquí durante muchas horas intentando satisfacer las necesidades de los penitentes. No lo hago a disgusto porque es algo que me encanta. Solo con tener un ambiente cariñoso y cofrade en mi tienda me doy por satisfecho”.


Sobre todo, se siente satisfecho al pensar que el hecho de que haya un nazareno más en la calle depende, en parte, de los capirotes que él hace. También está orgulloso de su producto actual, que, tras años de estudio y experiencias como penitente, ha conseguido hacer lo más ligero posible.


Cada Cuaresma hay cola en Villa Pollitos, pero esa cola debería estar formada por todos los cofrades de Almería, que tenemos que ir a darle las gracias a Pepe Soriano por su trabajo por la Semana Santa. Se lo recomiendo a todos ustedes: vayan un día a su tienda y salúdenle. Estén un rato conversando con él. Hablen de hermandades y de Semana Santa. Cuando salgan de allí solo podrán tener palabras de agradecimiento para Pepe Soriano.


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