La Junta presta apoyo al desarrollo de plantas para ‘fabricar’ compost
La Junta presta apoyo al desarrollo de plantas para ‘fabricar’ compost
LaJunta de Andalucía tiene claro el valor del reciclado, sobre todo si la consecuencia del mismo es la obtención de compost que posteriormente puede ser de nuevo utilizado en la agricultura como sustituto de los abonos.
El impulso público al compostaje de subproductos agrarios ha permitido un aumento de unas 90.000 toneladas en su producción anual desde el año 2007.Una de las nuevas líneas de actuación es la incorporación de las almazaras a este proceso para el que la Administración autonómica ha establecido una serie de ayudas encaminadas a favorecer este tipo de acciones.
El compostaje es un proceso biológico controlado que transforma los residuos orgánicos en humus o compost, aplicable como abono o sustrato. Las temperaturas elevadas que se alcanzan en el proceso eliminan los microorganismos patógenos y semillas de hierbas adventicias, consiguiendo así un producto estable e higienizado.
Para lograr el objetivo de extender lo máximo posible estas prácticas la Consejería de Agricultura no solo tiene establecidas ayudas económicas, sino que realiza desde hace varios años una labor de asesoramiento y transferencia tecnológica, a través principalmente de jornadas técnicas, para potenciar y extender la metodología empleada para la producción industrial de compost y los beneficios de este tipo de proyectos.
Estas actuaciones pretenden favorecer una mayor disponibilidad de insumos específicos para las producciones ecológicas y la mejora del proceso productivo en las explotaciones, almazaras y demás industrias agroalimentarias aumentándose el valor añadido de los productos agrarios con la incorporación de una nueva actividad comercial, la derivada de la venta del compost a los productores.
La utilización del compost conlleva, entre otros beneficios, la disminución del riesgo de contaminación por nitrato de las aguas superficiales y subterráneas, el incremento de la fertilidad en los suelos agrícolas y su estabilidad frente a la erosión. Se trata además de un proceso económicamente rentable, con un coste menor al que conlleva la adquisición de fertilizantes químicos habituales.