Tecnología con sello ejidense en los satélites de la ESA y de la NASA
Germán Fernández ha formado parte de un proyecto internacional para medir la masa de la tierra

El investigador ejidense posa junto a una maqueta de los dos satélites.
Es posible que todo lo que tenga que ver con el espacio y su estudio nos pueda quedar algo lejos. Sin embargo, todo lo relacionado con la tecnología que se está desarrollando permanentemente para su estudio sí que nos queda algo más cerca gracias a la contribución de un ejidense, Germán Fernández, en uno de los últimos proyectos puestos en marcha en esta materia entre investigadores europeos y norteamericanos.
En este sentido, hay que empezar por explicar que el proyecto en cuestión se llama ‘GRACE-FO’ y surge de una colaboración entre el Jet Propulsion Lab (JPL NASA) y Alemania. Un proyecto en el que ha tomado parte este joven científico almeriense de 30 años que explica que “consiste en dos satélites idénticos orbitando la tierra a una altura de 500 km aproximadamente. Los dos satélites están separados entre sí unos 200 km y sobrevuelan la Tierra a 7,5 km/s. Y un sistema láser, el primero de este tipo en óribta, es usado para medir esa distancia que los separa. Y lo hace con una precisión de picómetros”.
Y es precisamente en esto último, en la precisión, donde está el gran mérito y el gran avance de esta misión ya que, según remarca Fernández, “para hacerse una idea de lo que esto significa, el equivalente podría ser el medir la distancia entre Almería y Fuengirola con la precisión de un átomo”. Por tanto, estamos hablando de un avance crucial a la hora de determinar masas, ondas y distancias de nuestro planeta.
Evolución
El desarrollo de esta misión no es flor de un día puesto que este proyecto ‘GRACE-FO’ comenzó a forjarse hace más de diez años. Y, además, el lanzamiento de los satélites no tuvo lugar hasta mayo del pasado año 2018, lanzamiento en el que estuvo presente y del que fue partícipe Germán Fernández. No obstante, ha habido que esperar hasta este verano para que la misión empezara a arrojar sus primeros e interesantes datos.
En cualquier caso, la primera duda que se le puede plantear a alguien profano en la materia es el objetivo o los beneficios de esta iniciativa. Y la respuesta la ofrece de este modo Fernández: “Estas mediciones nos permiten dibujar un mapa de la distribución de masa a lo largo y ancho de la Tierra. Y con esa información la comunidad científica puede estudiar temas muy candentes hoy en día como puede ser la evolución del deshielo polar o el desmedido consumo de agua potable subterránea”, asegura. Por tanto, se trata de una ingente cantidad de datos de sumo interés que, como siempre suele ocurrir en estos casos, permitirán ofrecer respuestas a algunas preguntas al mismo tiempo que servirán para plantearse nuevos interrogantes. Aunque una de las buenas noticias en este sentido es que la misión se está desarrollando con éxito.
Contribución
En cuanto al aporte tecnológico realizado por este joven almeriense a este proyecto, él mismo nos explica que “ha consistido en el testeo de diversos componentes del sistema láser para asegurar que el rendimiento de los mismos era el adecuado antes de instalarlos en el satélite. Y todo ello fue dentro del marco de la investigación de mi doctorado en ingeniería electrónica”.
Y no cabe duda de que se trata de una tarea importante ya que, tal y como hemos reseñado anteriormente, el gran valor añadido de esta iniciativa es la precisión. Y para ello es fundamental que el funcionamiento del sistema láser sea correcto y estable.
Así que no cabe duda de que se trata de un proyecto de mucho calado, algo que pone también de manifiesto el hecho de que la evaluación de los primeros resultados haya sido publicada en prestigiosas publicaciones científicas como ‘Nature’ o ‘Physical Review Letters’.
Nuevo reto
La realización del proyecto ‘GRACE-FO’ no solo va a permitir obtener importantes datos sino que también está sirviendo de campo de pruebas para una nueva misión en la que también está embarcado Germán Fernández, el proyecto ‘LISA’. “Es una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) con fecha de lanzamiento en 2034 y se considera uno de los experimentos más grandes jamás ideados, ya que se va a medir la distancia entre satélites separados por 2,5 millones de kilómetros con el fin de medir ondas gravitacionales pero del tipo que puede ser detectado únicamente en el espacio”, sentencia con entusiasmo Germán Fernández.