El Cabo de Gata, situado en la costa de Almería, es un paraíso natural protegido con más de setenta kilómetros de longitud. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todas sus playas son accesibles, sobre todo en el caso de familias con peques a su cargo. 

A todo ello hay que sumarle que, de un tiempo a esta parte, la costa almeriense se han masificado, no solo por vecinos de la provincia, sino también de turistas venidos de otras partes de España, así como de extranjeros, por lo que no resulta fácil encontrar un rincón del litoral almeriense donde pasar el día, ya sea con hijos, primos o nietos.

En cuanto a lo que a accesibilidad se refiere, existen algunas de las calas de Cabo de Gata a las que solo se puede llegar a pie, es decir, hay que dejar el vehículo aparcado a cientos de metros hasta llegar a posar la sombrilla. Y aún hay más, porque no se recomienda llegar andando a ciertas playas, como en el caso de la cala de Enmedio, y mucho menos a determinadas horas del día. El objetivo no es otro que evitar las olas de calor.

La playa de Las Salinas, la joya familiar del Cabo de Gata

Además de ser uno de los enclaves más queridos y accesibles del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, la playa de Las Salinas lo tiene todo. Localizada a tan solo tres kilómetros de Rodalquilar, ofrece un oasis de arena dorada, aguas tranquilas y servicios como chiringuitos a pie de carretera, que la convierten en una opción perfecta para disfrutar del sol en calma.

Asimismo, el aparcamiento es amplio y se extiende a lo largo de la costa, lo que supone una auténtica bendición para quienes viajan con carritos de bebé. Y es que, si hay algo que le preocupa a los padres y madres es la carga de llevar a cuestas no solo a los niños, sino también todo lo que su cuidado conlleva: carrito, palas para jugar, comida y bebida, pelotas y un sin fin más de artilugios pensados para su bienestar.

El viento, otro factor a tener en cuenta en Almería

Las aguas son transparentes y apacibles, lo que permite que los niños chapoteen sin sobresaltos. Además, al estar rodeada por formaciones rocosas suaves, las olas suelen estar calmadas, excepto cuando sopla el viento, ya sea de levante o de poniente. En este caso, veamos qué opciones quedan.

Si viene de levante, en el caso de Cabo de Gata proviene del Mar Mediterráneo y se dirige hacia la costa, lo que puede generar olas más grandes y un mar agitado, algo que puede resultar realmente peligroso para los más pequeños de la casa.