La Voz de Almeria

Opinión

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En estos tiempos en que la política tiene tan mala prensa por la existencia de casos absolutamente escandalosos, parece llegado el momento de intentar reivindicar la POLÍTICA como una actividad noble y generosa, desarrollada por ciudadanos con un nivel de compromiso superior a la media. Esa actividad política, por otra parte, no está exenta de riesgos y problemas médicos, como ahora veremos.
Evidentemente, no me refiero a la intolerable agresión sufrida por el Sr. Rajoy en el transcurso de su actividad electoral, fruto, probablemente, del nivel de confrontación del final de la campaña, y que, sin embargo, ha estado falta de ideas. 
Estos días, la prensa ha publicado un estudio realizado por la prestigiosa revista British Medical Journal, según la cual los gobernantes viven 2,7 años menos y tienen una probabilidad un 23% superior de morir, en comparación con políticos no gobernantes e incluso, con ciudadanos de otras actividades. En efecto, los niveles de responsabilidad exigidos al buen gobernante conllevan una tensión física y emocional que provoca, a la larga, serios trastornos en el organismo. La situación de estrés en fase aguda no sólo no es perjudicial sino que, aisladamente, es una respuesta natural y necesaria del organismo frente a distintos grados de agresión, no necesariamente física. El problema grave lo constituye la situación de estrés continuado en la persona responsable y comprometida, lo que en Medicina conocemos como distress, que llega a ser perjudicial para la salud. Ese exceso  produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo, provocando la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo de dicho organismo. 
Junto a las alteraciones fisiológicas  están también las de carácter emocional e incluso relacional. Esto que era intuido,  ahora ha sido demostrado por prestigiosos científicos, lo que, indirectamente, puede revalorizar la actividad política.
Bien es verdad que nadie obliga a elegir la política como actividad, y las motivaciones serán diferentes en cada caso, pero también es cierto, que es ejercida por personas decididas a dar un paso al frente para resolver problemas ciudadanos. Por tanto, hoy día de reflexión no estaría de más que analicemos no sólo los programas, sino también a las personas que han de desarrollarlos, con el objetivo de elegir a aquellos que nos inspiren más confianza.


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