El diferente peso de lo mismo
“Alfonso Guerra definió la deriva nacionalista como un golpe de Estado silencioso”
Cuando este verano supe de las declaraciones del cantante Joaquín Sabina recriminando –textualmente- a los antitaurinos que “ya estaba bien de tocarle los cojones” a los aficionados, pensé, en vista del favorable eco que dichas palabras estaban teniendo, en qué diferente habría sido la reacción si esas palabras las hubiera pronunciado -pongamos- alguien como Bertín Osborne. En alguna ocasión he escrito acerca del diferente peso que tienen en España las cosas según quien las diga, en un intento de explicar la permanente amnistía ética que rige sobre la izquierda y el microscópico cedazo que se aplica a la hora de juzgar a la derecha. Dado que hoy se celebra el día de la epicéntrica comunidad de Cataluña, me permito recordar que hace unos días el socialista Alfonso Guerra definió la deriva nacionalista que protagonizan Artur Mas y sus fans como “un golpe de Estado silencioso”, sin que pasara nada en absoluto. No les pido que imaginen el descomunal revuelo que habrían causado esas mismas palabras si las hubiera pronunciado, por ejemplo, el ex presidente popular José María Aznar. No les pido un ejercicio de imaginación, ya digo, sino la constatación de la pajarraca que se ha montado tras las recientes declaraciones del ministro de Defensa del PP, Pedro Morenés, cuando, al ser consultado por la posibilidad de una aplicación del Artículo 155 de la Constitución (es decir, una intervención de las Fuerzas Armadas ante un intento de secesión) se limitó a decir que si todo el mundo cumplía con su obligación no haría falta ninguna intervención. Es decir, que si eres de izquierdas puedes acusar a quien quieras de planificar silenciosamente un delito sin que nadie se rasgue las vestiduras, mientras que si eres de derechas no puedes recordar que la Constitución de 1978 prevé mecanismos de respuesta contra eventuales amenazas a la integridad territorial del Estado y los principios de unidad y soberanía nacional que constituyen el núcleo de nuestra Carta Magna. Es lo que hay.