Microalgas, silencios y calzoncillos
“Sorprende que las autoridades sanitarias no hayan querido que su cuerpo vibre en la proximidad de la noticia”
Es posible que este domingo haya pensado acudir a disfrutar de las playas de Vera y Cuevas sin más temor que evitar la presencia, siempre incómoda, de agrupaciones de Amigos de la Barbacoa y Enterradores de Sandías Sin Fronteras. Lo digo porque hasta hace poco, el mayor peligro de todo este litoral no era esa profusión de flora y fauna, sino una especie de plaga o microplaga que llevó a la Junta de Andalucía, autoridad competente en materia sanitaria, a decretar el fulminante cierre de estas playas y la prohibición no sólo del baño, sino de la estancia en zonas cercanas al rompeolas. Pero el peligro se conjuró del mismo modo que llegó: por sorpresa. Sin demasiadas explicaciones sobre lo sucedido, la misma Junta que ordenó el cerrojazo urgente de las playas las abrió con la misma suavidad que Los Panchos cantaban “Cuando calienta el sol aquí en la playa”. Pero lo que produce verdaderos pálpitos, locura, delirios y estremecimientos no son las ensoñaciones playeras de los guitarristas, sino el manto de silencio con el que la Junta ha procesado la esperada apertura del litoral. Este tipo de cosas resultan siempre llamativas en una administración que tiene a gala escenificar la trascendencia de su propia gestión. Sorprende también que las máximas autoridades sanitarias de la Junta en Almería, las mismas que no tienen empacho de convocar frecuentes ruedas de prensa por los motivos más nimios, no hayan querido que su cuerpo, como en la canción, vibre en la proximidad de la noticia. ¿Acaso alguien ha visto algún tipo de informe detallado de la procedencia de las impregnaciones marinas? Hagan ahora el ejercicio de imaginar qué no estarían exigiendo o reclamando desde el PSOE si el la salud litoral dependiera de una administración gobernada por otros. Supongo que esta falta de explicaciones fue lo que llevó al animoso alcalde pedáneo de Villaricos, Juan “el Canana”, a emular el chapuzón publicitario de Fraga, desafiando en calzoncillos a las microalgas, igual el rotundo ministro franquista retó a la radioactividad protegido únicamente con un Meyba. Imágenes para la historia.