La parálisis del miedo
El miedo te enseña a ser precavido, a defenderte, a blindarte mejor contra lo que pudiera suceder, pero al mismo tiempo produce un efecto de parálisis, un componente más bien imaginario deformador de la realidad. Imagine que usted sale un día de su casa. Toma el ascensor y allí se encuentra con un árabe barbudo y amarillento. Usted puede pensar dos cosas : o que es un ciudadano como usted, padre de familia que trabaja aquí, persona pacífica y decente que se gana la vida pagando sus impuestos o que es un temible yihadista infiltrado con el kaláshnikov escondido debajo de la chilaba. Los sucesos de Francia, el país más libre desde la Revolución Francesa, ha pasado recientemente por una experiencia traumática que parece que le faltaran policías y cárceles para detener la avalancha; quieren controlar Internet, cerrar fronteras y aeropuertos, desplegar más soldados por las calles, y por supuesto asociarse con los demás países de la UE para arbitrar medidas contundentes contra la amenaza yihadista. Se ha dicho mil veces que no todos los países árabes son terroristas islámicos, pero eso parece que no deja tranquila a la derecha. Yo diría que hasta el apocalipsis les favorece de cara a las elecciones. Aquí en España el PP encontró ya su slogan: Nosotros o la estabilidad. Rajoy o el caos- El miedo efectivamente guarda la viña. Menos mal que no en todos los sitios tienen el mismo pavor y por eso salen a la calle a combatir la islamofobia. Mientras en París se reunía una multitud como no ha habido otra desde la liberalización alemana en defensa de los valores de nuestra civilización, en Dresde (Alemania) se congregaban también pero a favor de la tolerancia del extranjero. No creo que favorezca mucho al desarrollo europeo esta división de opiniones con demasiados cadáveres de por medio. Se ha de notar muy pronto la nueva política represora de la derecha, especialmente en España donde ya teníamos la ley mordaza, el muy posible pinchazo telefónico sin permiso previo, y el incisivo encabronamiento de las vallas melillenses para dificultar aún más el acceso del inmigrantes. No hay mal que por bien no venga, decía el Caudillo. Gracias a esta doctrina él nos tuvo más de cuarenta años bajo la opresión de la dictadura porque aquello de que se proponía salvar la cultura occidental. Del mismo modo el PP debe estar batiendo palmas ante un nuevo triunfo electoral bajo la estabilidad opresora de la gran Deuda.