Campanadas, disculpas y ruinas
Lo insultante de todo esto es que las campanadas no pudieron darse desde el reloj de la Plaza Vieja
Este inicio de año ha servido para demostrar que los almerienses no somos ajenos a la oleada de superficialidad que ha barrido de la sociedad actual las bases, por mínimas que fueran, que alguna vez sustentaron las esperanzas de vivir una vida medianamente inteligente. Les hablo del descomunal revuelo que se ha organizado a cuentas de la desastrosa retransmisión de las campanadas anuales de fin de año realizadas por Canal Sur desde Almería. No trato de este modo de sumarme a la viscosa secreción de disculpas políticas emprendida por el PSOE andaluz, asumiendo su posición dominante en el binomio partido-emisora, ni tampoco de reír las gracietas folclóricas elaboradas a toda prisa desde Sevilla como pretendida absolución editorial. No quiero fijarme en la peripecia técnica de Nochevieja, sino en la pérdida colectiva de capacidad de análisis por parte de muchos almerienses. A lo mejor me equivoco, pero creo que como almeriense lo verdaderamente insultante de toda esta anécdota es que las campanadas, con errores o sin ellos, no pudieran ser ofrecidas por la televisión de la Junta de Andalucía desde el reloj del Ayuntamiento en la Plaza Vieja, ya que el edificio está en ruinas y tapado con una lona. Pero como ya digo que los almerienses nos dejamos llevar muchas veces por el gusto hacia lo irrelevante, somos capaces de pedir destituciones y severos castigos para los responsables de una televisión porque un anuncio mal colocado nos estropea las uvas, pero nos da igual que el principal edificio civil de nuestra capital esté abandonado y los servicios municipales dispersos por toda la ciudad. Nos parece intolerable el sofocón televisivo pero no el ninguneo autonómico. Nos merecemos que desde Sevilla nos manden otro video de chufla haciendo como que se disculpan por la ruina del Ayuntamiento.