El pacto tenía un precio
“Votó en contra de dos plenos sobre corrupción sin ser miembro de la Diputación”
Ahora que el gurullo-western parece acusar de algún modo los múltiples intentos de reactivación que se le vienen dando desde diferentes ámbitos, rindo hoy modesto homenaje a uno de los títulos/tótem de este género para recordar que, igual que le pasaba a Lee Van Cleef cuando hacía de cazarrecompensas, la misión de los sostenedores de pactos de gobierno también tiene un precio. La impunidad puede ser uno de ellos. Les cuento que hace unos días el grupo del PP en el Parlamento Andaluz pudo demostrar fotográficamente que el portavoz de Izquierda Unida en la Cámara, José Antonio Castro, votó en la Diputación Permanente del Parlamento en contra de dos plenos extraordinarios sobre corrupción en enero y julio sin ser miembro de dicho órgano. Al margen de que este hecho podría acabar suponiendo la declaración de nulidad de estas votaciones (uso el potencial porque esto es más improbable que la Junta recupere la primera piedra del materno-infantil almeriense para tallar un busto de Susana Díaz) lo relevante es el retrato en aguafuerte que este gesto hace del sentido del pacto de perdedores que se instaló en el gobierno de la Junta. ¿Recuerdan cuál era el lema de IU en las últimas elecciones autonómicas? “Rebélate” era el enardecedor cartel con el que la coalición de izquierdas se presentó ante el electorado, anunciando su intención de convertirse en el Jabón Lagarto del poder en Andalucía. Bueno, pues más que detergente, agua de borrajas. El paso de IU por el gobierno nos está permitiendo comprobar la diferencia entre la rebelión y la revelación. “Revélate” con V de vergüenza es lo que habría dicho el fotógrafo al papel donde quedara impresa esa imagen de la presencia indebida del señor Castro en la Diputación Permanente. Lo que pasa es que ya no hay cuarto de revelado, ni cubetas, ni líquidos. Todo es digital. Y si no, que le pregunten a la gran beneficiada del tema, doña Susana Díaz, que tanto debe al dedo.