La Voz de Almeria

Opinión

Japón altera su filosofía militar

“El anuncio oficial de reinterpretar la Constitución para poder actuar militarmente ha creado inquietud”

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Las dos bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos en Agosto de 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki provocaron la capitulación de Japón el 2 de Septiembre.


La rendición y el trauma que causaron las bombas tuvo diversas consecuencias. De un lado, Japón fue forzado a adoptar una constitución pacifistaque  le plantea algunos  problemas a la hora de defenderse. De otro, una porción muy considerable de la opinión pública nipona rechaza que el país se arme.


Por eso, el anuncio oficial del gobierno de Shinzo Abe de que va a reinterpretar la constitución para poder actuar militarmente en determinadas circunstancias ha producido inquietud dentro del país. Los que se oponen a cualquier tipo de rearme son claramente más que los que están a favor de la propuesta de Abe y la popularidad del dirigente ha bajado unos puntos.


Dado que mudar la constitución exige una mayoría de las dos Cámaras seguido de un referendum, el gobierno se mueve con cautela para no dar la impresión de que intenta violentar la Carta magna.


El primer ministro se ha visto obligado a explicar que se adopta una restringida medida de autodefensa colectiva por la que Japón podría ayudar a un país amigo que se encontrara en apuros. Ha subrayado que Japón no se embarcará nunca en aventuras como la guerra del Golfo o la de Irak, capitaneadas, como se sabe por su gran aliado americano, y que la eventual intervención japonesa en un conflicto tendría los siguientes corsés:


- Que se produjera un ataque armado contra un país amigo que pusiera en peligro la existencia de este.


- Que no hubiera alternativa


- Que el uso de la fuerza por parte de Japón sería limitado.


Se admite la posibilidad de que Tokio preste apoyo logístico a un país amigo.


Como era previsible, el anuncio, con la bendición, otrora paradójica, de Washington,  ha despertado la cólera de China que, con reminiscencias del imperialismo nipón en  la Segunda Guerra Mundial y el sufrimiento que causó al pueblo chino, clama contra el resucitado militarismo japonés.


La indignación de China tiene algo de hipócrita. Beijing cuenta con unas fuerzas armadas muy superiores a las japonesas y viene dedicando a defensa un mayor porcentaje que el gastado por Japón. Aunque sea muy inferior al de Estados Unidos, las cifras que viene anunciando China muestran que sus gastos en defensa aumentan ostensiblemente mientras que las de Estados Unidos (aún casi cuatro veces superiores) se han congelado o decrecen.


Daniel Russell, adjunto al Secretario de Estado americano, decía estos días que China lleva dos décadas aumentando su inversión en defensa y que últimamente viene adoptando posiciones poco diplomáticas con sus vecinos, Japón, Filipinas, Vietnam… con los que mantiene contenciosos territoriales sobre distintas islas. Las reivindicaciones activistas de China en los tres últimos años tienen bastante que ver con la riqueza piscícola o potencialmente petrolífera que existe en las aguas cercanas a los archipiélagos disputados.


La postura china recuerda un poco la de Putin. El dirigente ruso coge una rabieta con que Ucrania firme un acuerdo comercial con la Unión Europea y fomenta la inestabilidad del país apoyando a unos insurrectos pro-rusos que producen una mini guerra civil. Putin no quiere una Ucrania independiente en el campo internacional. No lo soporta. Los dirigentes chinos desean, al ser una gran potencia, armarse debidamente. Lo que hasta ahí es lógico. Que lo haga un Japón más débil que ellos les hace ver rojo.



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