La misma Junta de Andalucía que, en lo que se refiere a Almería, ha incumplido, olvidado y despreciado incontables proyectos y normas, ha ordenado al Ayuntamiento de la capital el inmediato cierre de la Oficina Municipal de Información Turística existente en una dependencia de la restaurada iglesia de Las Salinas, en Cabo de Gata.

La Junta, siempre fastidiando con jota. Recordemos que el Ayuntamiento colaboró en la restauración del singular templo con el Obispado y, como contrapartida, dispuso una zona en la vieja iglesia como centro de información para los numerosos visitantes del Parque Natural.

La razón que ha llevado, en pleno verano, al gobierno de la presidenta que asegura llevar a Almería en su corazón a dejar a los turistas sin información sobre nuestra provincia, es que la sala destinada a oficina no se ajusta a la norma autonómica sobre esos espacios, ya que le faltan 120 centímetros y carece de teléfono público.

Así, tal cual. La misma Junta de Andalucía que, con la vista gorda del Ayuntamiento de Almería en cuanto a acometidas de agua y luz, pudo celebrar ante la prensa una inauguración -tan pomposa como ilegal- del Instituto Alhamilla, devuelve así el favor al Ayuntamiento, a Almería y a los almerienses, poniéndose estupendísima y legalísima por un puñetero metro y un teléfono fijo.

En fin, qué quieren que les diga. Lo que tengo ya es curiosidad por saber los motivos que llevan a esta gente a actuar de modo tan deliberadamente obtuso y contumaz con todo lo relativo a Almería y las razones por las que, a diario, se esfuerzan en ejercer su poder como factor limitante de los intereses e ilusiones de los almerienses.

Y todavía esperarán cambiar todo este desdén por votos. Andalucía, imparable.