No es confrontación; es una vergüenza
El celebrado presidente Abraham Lincoln acuñó hace muchos años una frase que resume bien lo insostenible del recurso político de la mentira: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Esta idea, la imposibilidad del engaño perpetuo, se ajusta a la perfección a la actuación que desde hace años está manteniendo la Junta de Andalucía en la rehabilitación del Ayuntamiento de Almería.
Acuerdo Como es sabido, el acuerdo para el proyecto de actuación en la Casa Consistorial y el entorno de la Plaza Vieja fue presentado por el Ayuntamiento –gobernado entonces por PSOE e IU- y la Junta de Andalucía en el año 2000, con el compromiso de que la obra estaría lista en 2005, coincidiendo con la celebración de los Juegos Mediterráneos. Pues bien, a finales de 2013, con la segunda fase de la obra en estado de amenaza de derrumbe por abandono y ruina, la Junta de Andalucía respondió a la enésima petición de agilidad y respuesta por parte del Ayuntamiento de Almería con una increíble propuesta de -copio textualmente- “un nuevo convenio de colaboración para la primera subfase de la segunda fase de las obras de rehabilitación de las Casas Consistoriales.”.
Falta de respeto Es decir, que catorce años después y con la parte más importante del trabajo aún por hacer, la Junta de Andalucía retoma el discurso de los Hermanos Marx sobre la parte contratante de la primera parte. Bueno, pues ya está bien de faltas de respeto.
Por eso, hace unos días he remitido una carta cordial a la Junta de Andalucía diciendo que muchas gracias por todo, pero que a partir de ahora el Ayuntamiento afrontará en solitario la rehabilitación del Ayuntamiento, y que ya podrá la Junta pagar la parte que le corresponda. Y es que la ciudad de Almería y los almerienses no nos merecemos por más tiempo el penoso espectáculo de tener la fachada de nuestro principal edificio administrativo tapada con una lona para evitar ver la cochambre que se adivina y la que, en el interior del edificio, mueve a la más profunda de las tristezas. Pero créanme que lo más triste de todo ha sido ver que la respuesta de la Junta de Andalucía ha sido acusar al Ayuntamiento de querer confrontar con ellos. La situación de la Plaza Vieja, señoras y señores de la Junta de Andalucía no es de confrontación política: es de vergüenza pública, porque no se puede engañar todo el tiempo a todo el mundo. Y si ustedes no quieren rehabilitar el Ayuntamiento, otros sí queremos. Si a ustedes no les importa Almería, a nosotros sí. Y mucho.