La Voz de Almeria

Opinión

La Democracia robada

“Intuía que el niño tenía cualidades extraordinarias y era capaz de leer mi cerebro”

Publicado por

Creado:

Actualizado:

En:

En la sala de espera, solo tres de las sillas grises que formaban una hilera pegada a la pared, estaban ocupadas; una mujer peruana y su hijo que abrazaba una pelota con el dibujo del globo terrestre y yo sentado al otro extremo. Entonces un policía abrió la puerta de cristal opaco y llamó a la mujer, el niño permanecía sentado y abrazado a la pelota, ahora me miraba con sus ojos negros y achinados. Pregunté quien le gustaba más,  Messi o Ronaldo, pero él seguía sin despegar sus labios, ¿y tu padre dónde está?, pero ni pestañeaba. Quieto, con aquellos ojos tan vivos que cruzaban tu mente antes que tus propios pensamientos.
Estaba un poco inseguro por la denuncia que pensaba hacer e intuía que el niño tenía cualidades extraordinarias y era capaz de leer en mi cerebro, igual que un GPS de esos que llevan la gente en sus coches. Y creí que era sabio o tendría el don de la adivinación, así que le confesé mi intención de  denunciar el robo de la democracia. La criatura no parpadeo, pero noté como abrazaba a la pelota de plástico aún más  fuerte.
Vámonos Jacob. Su madre lo cogió de la mano, ya salían por la puerta que daba a la calle, pero Jacob tiro de su faldas y ella dio media vuelta, justo en el momento en que la puerta se abría y no tuve más remedio que decirle a aquel policía que quería denuncia el robo de la democracia. ¿Sabe usted quién ha podido hacerlo, el autor o autores? Preguntó a bocajarro aquel hombre .Eso lo sabemos todos, afirmé ufano en el mismo momento que la dudas me asaltaron o mejor debería decir me desbordaron. Sugerí que sería conveniente volver a la casa y hacer una lista con calma y bien detallada, el policía, un hombre sereno, estuvo conforme y recordó que podría volver tan pronto como terminara de hacerla.
En la calle vi a la mujer peruana y a Jacob con su pelota, ella dijo que su hijo era sordomudo, pero el mismo había aprendido a escribir sin la ayuda de nadie. En una servilleta llena de letras grandes mayúsculas, algo descolocadas, estaba escrito: “No me gusta ninguno de los dos, yo no llevó una pelota entre mis manos es la tierra, mi papito se ha quedado en caso viendo al pelotudo de Messi y la lista no creo que pueda acabarla nunca “


tracking