Andalucía quiere coliderar España
Andalucía quiere coliderar España
2013 no acabará, como deseábamos, como el año de la vuelta del empleo pero sí como el del regreso de la inversión extranjera. Diciembre puede terminar fácilmente con 50.000 millones de euros de inversión porque ya hemos sobrepasado los 40.000 en octubre, incluido el desembarco del mismísimo Bill Gates en FCC, un gran spot publicitario mundial sobre la confianza extranjera en la economía española, que ya ratifica la agencia de calificación Ficht. Cierto es que una parte viene para comprar a precios de saldo viviendas hipotecadas y empresas asfixiadas pero la entrada de líquido en el circuito tapa agujeros, limpia cañerías y hace soñar con el regreso del crédito para las empresas que tanta mortandad produjo entre las pymes. Y ahora alcanza a una empresa grande y emblemática como Fagor a la que le negó el auxilio su propia matriz, la Corporación Mondragón.
No es el único dato positivo. Siguen creciendo las exportaciones y parece que vamos a mejor, aunque todavía hoy suene increíble aquella declaración de Emilio Botín, avanzada en Enero: "No es descartable que España vuelva a dar la sorpresa." Ojalá acierte.
Pero mientras la economía mejora lentamente, en la política se produce una noticia de trascendencia: vuelve Andalucía a la primera linea de la política nacional que abandonó cuando Felipe González se retiró y Alfonso Guerra dejó de administrar el PSOE. La irrupción inesperada de la presidenta andaluza Susana Diaz marca un perfil destacado como no se veía desde Rafael Escudero: ni Rodriguez de la Borbolla. Es mujer y tiene 38 años pero en dos meses de presidencia ya ha advertido que no se irá sin dejar huella y sin que se oiga con fuerza en España la voz de Andalucía. Esta semana se vio con claridad en las Cortes cuando presionó a Rubalcaba para que el PSOE no titubeara en su negativa a aceptar el derecho a decidir que reclama Cataluña. Si Andalucía mejorara algo económicamente, el liderazgo de Susana Diaz se dispararía. Juega muy bien sus dos principales cartas: el factor demográfico, que le otorga peso nacional y mayor número de delegados en los congresos de su partido, y, además, su propia claridad política. En algunos periódicos catalanes la pintan con flechas rojas hacia abajo por su defensa de la Constitución, pero no se arredra: "Iré a Cataluña próximamente porque creo que allí deben escucharse también otras voces.
Conozco familias de catalanes de origen andaluz que no aceptan tener que elegir entre ser catalanes o españoles cuando han convivido pacíficamente con sentimientos compartidos durante décadas." Atentos, que viene Susana. Ojo que vuelve Andalucía.