La Voz de Almeria

Opinión

Viviendo con el Gran Hermano

Viviendo con el Gran Hermano

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George Orwell anticipó en sus novelas el relato sombrío de la vida en los países totalitarios. Lo que no sabíamos es que sus profecías literarias (nazismo, stalinismo...) servirían también para la democracias defensoras de los derechos humanos. El mundo entero se jodió aquel día que en que unos aviones siniestros atravesaron las Torres Gemelas. Semejante humillación no podía tolerarla el país más poderoso de la Tierra y por eso en nombre de la “Patriot act”, EE UU ensanchó su poder de control sobre el terrorismo internacional. Tanto lo ensanchó que ahora el ojo del Gran Hermano vigila como un Dios omnipotente muchas más cosas que las estrictamente relacionadas con la lucha antiterrorista. Supongo que todos ustedes leerían ayer una noticia inquietante. La Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) ha espiado 60 millones de llamadas referentes a España a través de Facebook, Twitter, e-mails y el navegador de Internet. Nuestro Presidente no tenía constancia de que fuera espiado como la Merkel o la Presidente del Brasil. Pues ya la tiene, si los periódicos no mienten. En esto del espionaje es difícil ver quién  miente y quién no. Los autores de novelas de espionaje nos han acostumbrado a pensar que un espía se distingue mucho de los tipos humanos que cotidianamente nos encontramos por la calle, pero como dice John Le Carré: “¿Qué imaginas que son los espías?¿ Sacerdotes, santos y mártires? Una lamentable profesión de memos vanidosos, traidores, sádicos, charlatanes, borrachos, gente que juega a pieles rojas y a ‘cowboys’ para iluminar sus propias vidas”. Háganse una idea.Te levantas Vas a comprar el periódico. Un ojo te vigila y quiere saber qué diario frecuentas, qué ideas políticas tienes, con quién te juntas para criticar al gobierno. El ojo insaciable penetra hasta en tu propia casa, dónde vives, qué libros lees, cúal fue tu pasado inmediato. En sitios imprevisibles por lo rutinario puedes encontrarte con el topo. Un topo en forma de jardinero, un  espía bajo capa de vendedor de iguales y que me perdonen los ciegos y los jardineros. El caso es que todos los días, nuestras vidas por muy anodinas y poco interesantes que sean van a colmar de datos los archivos del espionaje internacional. Por obra y gracia de las nuevas tecnologías, el momento de gloria y dolor del que habló Warhol.


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