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Opinión

Fondo y forma de reptiles

Fondo y forma de reptiles

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Existe una notable división de opiniones sobre la intervención de Antonio Miguel Carmona en un acto interno del PSOE de Madrid en el que, con la seguridad de que nadie le grababa, desveló el procedimiento por el que se rigen los contertulios en el decurso de un debate televisivo.


Carmona, agraciado con el don de la comunicación, enfatizó la necesidad de cubrir estas oportunidades televisivas que posibilitan una enorme penetración en un amplio espectro de audiencia y, por tanto, siempre beneficiosas para el Partido. Hasta aquí, nada que reprochar; salvo la traición del compañero/a que filtra la grabación consiguiendo una importante avería en las aspiraciones políticas del locuaz interviniente. Ya saben: enemigos, enemigos a muerte… y compañeros de partido.


Obviamente, el aprovechamiento de oportunidades televisivas es razonable desde una posición intelectual que asimila el contraste de ideas y la animada discusión como sano ejercicio democrático. Otros, por el contrario, eluden, prohíben y amenazan a los díscolos que se introducen en las “cavernas mediáticas fascistas” a recibir estopa. Este procedimiento tiene su origen en la Ejecutiva socialista de Martín Soler que estigmatizaba a los medios locales en función del desapego al pensamiento único instruido. Incluso, negó información y convocatorias dimanantes de instituciones públicas gobernadas por el PSOE a medios como ACL (Radio de Diputación Provincial) en un claro ejercicio anticonstitucional de sectarismo radical atentatorio contra la libertad de expresión.


Además, anunció el cierre del medio aludido por sus molestas críticas; incluso, la imaginación elevó el tono hasta cotas estratosféricas, decretando nocivas las emisiones para el tráfico aéreo, según original evacuación intelectual de la Delegación del Gobierno de la Junta. Todo lo anterior, sin perjuicio de tildar a los críticos de “borrachos” y no recuerdo si, como ahora, orientaban hacia la consulta psiquiátrica.


Sin dudar, apoyo a Carmona por su sinceridad y didáctica. Esto es lo que hacen todos los partidos políticos, actualmente asistidos de tecnologías on line. Sin embargo, descendiendo en el nivel intelectual y democrático, otros continúan prefiriendo evitar su presencia en debates y tertulias para forzar el argumento de exclusión.


Obligan a renunciar a las reiteradas invitaciones y llegan a amenazar a los osados “independientes” que, al final, sucumben excusando su asistencia o, los más, simplemente desaparecen. Así, alimentan el falso argumento de ausencia de pluralidad y contraste; asunto que les interesa para justificar sus clamorosas carencias democráticas y, posiblemente, para evitar la incomodidad que supone argumentar a favor de ocurrencias de difícil defensa.


En definitiva, vengo a expresar mi envidia por dirigentes o notables de un partido -el que sea- que proponen la participación, sea “teledirigida” por WhatsApp o inspiración divina, pero que prefieren debatir a cobijarse en argumentos cobardes y de escaso recorrido democrático como  la amenaza de cierre de un medio o el reiterado repudio a ciertos espacios que siempre les mantienen reservada una silla, a pesar de rechazar la invitación por el maleducado procedimiento del desprecio y el silencio.


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