La Voz de Almeria

Opinión

Un año perdido para Andalucía

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Después de un año entero de gestión del gobierno bipartito PSOE-IU al frente de la Junta de Andalucía, los hechos demuestran que este pacto de perdedores ha significado una auténtica calamidad para una Andalucía necesitada de cualquier cosa antes que este recital de ineficacia, demagogia y populismo por partida doble. Lamentablemente, PSOE e IU se han convertido en una pesada losa que retrasa la incorporación de Andalucía al camino de la recuperación económica que, poco a poco, va perfilando el gobierno del Partido Popular. Griñán y Valderas encarnan el continuismo con treinta años de fracasos del PSOE y en todo este tiempo no han podido hacer otra cosa que atornillarse a sus cargos y privilegios, que al final son los únicos objetivos por los cuales trabajan. Y es que no pueden, porque no saben, hacer que Andalucía salga del bache. Los responsables de haber llevado a Andalucía al insoportable 37,8% de paro jamás podrán crear empleo o un marco estable de crecimiento económico, por mucho que apelen ahora a grandes pactos tan llenos de propaganda y demagogia como vacíos de contenido real. Si realmente quisieran buscar acuerdos o encontrar puntos de colaboración con todas las fuerzas política bien podrían haber predicado con el ejemplo en Andalucía, en lugar de ignorar y despreciar las cincuenta medidas por el empleo que le remitió al señor Griñán el presidente del PP Andaluz, Juan Ignacio Zoido.


Por desgracia, los andaluces hemos perdido un año crucial en el camino de la salida de la crisis por culpa del bipartito PSOE-IU, que se están limitando a consolidar sus posiciones de privilegio y a ofrecer un refrito de recetas fracasadísimas, tópicos pancarteros y ocurrencias en el límite de la legalidad, pasando el tiempo sin tomar medidas efectivas ni aplicar las reformas que están obteniendo resultados en creación de empleo y equilibrio financiero en otras comunidades. Lamentablemente, el peaje del estilo radical que IU está imponiendo en el gobierno de la Junta tan sólo ha supuesto incrementar las mentiras contables del gobierno andaluz, añadir enteros al déficit, elevación de la presión fiscal, destrucción del tejido productivo andaluz y, por encima de todo, una contrastada falta de capacidad para resolver los problemas reales de la sociedad andaluza. Nadie puede pretender que por anunciar expropiaciones o prometer desayunos gratis a los niños andaluces se es mejor gestor o se está más cercano a la gente. Legislar mirando a las rotativas de la prensa amiga o  a las cámaras de la televisión autonómica no produce jamás beneficios reales, sino que tan sólo acaba retratando la inoperancia de un gobierno que vive más pendiente de su propia propaganda que de las necesidades reales de la población. Mención especial merece en toda esta cuestión el papel de cómplice necesario que está jugando en este desbarajuste la coalición de Izquierda Unida, que compareció a las elecciones andaluzas prometiendo rebeldía y regeneración ante las corrupciones, derroches y privilegios, y ha acabado entrando sumisamente al enmoquetado redil de los cargos públicos, de los cargos de confianza y de los chiringuitos para los amigos. Lejos de sentir bochorno por semejante bajada de pantalones, el señor Valderas está razonablemente satisfecho por todo lo logrado. Así es normal que disparatadamente se autocalifique con un “suficiente caminando a notable”, lo que demuestra que ni conoce ni conoció el bien, al menos en su acepción académica. Esta indigencia intelectual se corresponde plenamente con el balance global de este año abandono, dejadez y desidia a la hora de gobernar y aportar soluciones: su balance de este año es cero.


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