La Voz de Almeria

Opinión

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El vicepresidente de la Junta de Andalucía y coordinador general de IU, Diego Valderas, ha anunciado que su coalición se replanteará “con serenidad y tranquilidad” la continuidad del pacto con el PSOE si la acción de la Justicia en relación con los ERE fraudulentos acabase afectando “a cualquiera de los que están hoy sentados en el Consejo de Gobierno.” Bueno, pues con la misma serenidad y tranquilidad, me permito anticiparles que la reflexión política que va a efectuar Izquierda Unida ante este caso puede resumirse en una palabra: tururú.


Y es que el futuro se lee mejor en la hemeroteca que en los posos del café. Y así, basta recordar que Izquierda Unida protagonizó una campaña electoral llena de ataques a Griñán y al Partido Socialista, a los que acusaban de comportamientos poco éticos a cuenta de la corrupción institucional.


De hecho, el discurso de Valderas durante toda la campaña se basó en la promesa de una regeneración de la vida pública andaluza  bajo el vibrante lema de “Rebélate”.


Y si a estas alturas todavía no han decidido rebelarse, debe ser porque el pacto de gobierno con el PSOE les ha “revelado” el lado amable del poder: la posibilidad de montar chiringuitos para amigos, (como esas inexplicables e innecesarias oficinas provinciales del vicepresidente de la Junta de Andalucía) contratación de afines, recursos para folclores memorialistas y blindaje parlamentario para asaltacolmados. Es decir, que no parece probable que Izquierda Unida se vea azotada por un repentino soplo de coherencia que le lleve a perder todo eso por dejar de apuntalar la sociedad de auxilio mutuo en la que se ha acabado convirtiendo el bipartito PSOE-IU.


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