Se acuerdan ustedes de doña Cristina Narbona, ministra con Zapatero. Denunció el Algarrobico (bien) y nos anunció que el agua dejaba de ser un problema para Almería. El coro del frontón en la provincia, (formado por sus compañeros de partido, con Martín Soler a la cabeza, la mesa de las infraestructuras, con Cámara de Comercio y Asempal) le cantó por fandanguillos. Almería había solucionado el gran problema que venía arrastrando desde hacía siglos: El “más agua” de los años cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta, ochenta, noventa reivindicado en nuestras carreteras podía ser olvidado. Las palmas echaban humo en los cantores. Los frontones se llenaban de palmeros enfervorizados. El coro cantaba las excelencias en todos los tonos. Los almerienses éramos los más felices de los mortales. Han pasado unos años, no demasiados, y vemos como el problema del agua vuelve a la primera página de la información provincial. Ayer no teníamos para regar, hoy no tenemos ni para beber. Qué nos cuentan ahora los compañeros de la señora ministra en nuestra provincia; qué nos dicen los sabihondos de una mesa que más parecía un frontón donde jugar partidas y cantar alabanzas los “pelotaris” del político de turno. Los vecinos de Albox se han manifestado exigiendo Agua potable en sus grifos. En el siglo que vivimos, que un pueblo se tenga que echar a la calle pidiendo agua para beber, es la demostración palpable de lo inútiles  que son los políticos que han mandado en nuestra provincia. Sin olvidar que una parte de esa sociedad, la que se llama más ilustre y representativa, se ha dedicado a aplaudir a estos inútiles. ¿Por qué?