País de novela negra
País de novela negra
De vez en cuando leemos frases inmovilistas en el sentido de que los españoles no hemos cambiado desde el siglo XIX. Si comparamos un país católico con el Corazón de Jesús presidiendo el umbral de cada hogar (“Reinaré aquí y más que en otra nación del mundo”) con este país de gánsteres obsesionados por la violencia y el dinero, no se puede negar que el cambio ha sido profundo. Tal vez sea un signo inequívoco de esta transformación ver cómo alcanzan los primeros premios literarios los representantes de la novela llamada negra con argumentos que hasta hace poco solo sucedían en las sociedades altamente desarrolladas como la inglesa o americana. Ateniéndonos al origen del género, el salto de la narración meramente policiaca de enigma como texto menor de entretenimiento al gran realismo social de un Dashiell Hammet o un Raymond Chandler es enormemente importante. De esta manera se abre así a la literatura un instrumento de reflexión y de análisis, alejado de la moda de recrear viejas historias primitivas sin la menor conexión con las preocupaciones del hombre de hoy. Entre los teóricos de la novela negra, se dice que sus grandes autores sacaron el asesinato del búcaro de cristal veneciano y lo tiraron al callejón donde vivía la gente que hablaba y pensaba corrientemente. En este plan podemos decir que lo que está ocurriendo hoy en España se presta al argumento de una novela negra. País donde las mafias encuentran su microclima más adecuado para sus fechorías, y no exagero. País de grandes estafas. País maniqueo que juega con la mentira como instrumento de fulminación del otro. País hipócrita, necesita un detective que rastree los enigmas en que vivimos los españoles..