Don Miguel de Unamuno. Para él todos los dones y ninguno para Gonzalo Don que, junto a Mariló, siempre esta peyendo en botija sin conocimiento de causa.

Este preámbulo sin sentido es para romper el hielo y  decirle a Mariano Rajoy que ponga pies en polvorosa. Comprendo que es un luchador nato, pero rebozado hasta el máximo de virtualidad; buen mozo y como predicador solo convence a una serie de gentes, de buenas gentes, que no saben ya que sus pobres padres, siempre explotados, no pudieron asistir a la escuela;  a otros sufridores con estudios les ciega el fanatismo y se apoyan en el Regazo del SUMO HACEDOR para forrarse, los que ya no están, de un material  crematístico. Yo opino que Bárcenas es un “hermoso ejemplo” entre otros, claro está, sin olvidarme de esas señoras que se están agostando como las flores al final de mi avanzado y triste otoño, que da paso a un invierno cruel y despiadado, no solamente ateniéndose a la naturaleza, sino  a este Gobierno que constantemente  da palos  y es consciente de su maldad.

Hay una cantidad ingente de personas de derechas, honrada gente que hace críticas horrendas de esta cuadrilla de truhanes.

De Guindos solo sabe donde tiene la mano derecha, comer exquisitos manjares rociados con un vino llamado Vega Sicilia que solo beben los epicúreos.

Repasando uno de aquellos libritos de sumo ingenio llamado VIVENCIAS del malogrado Ángel Fernández encontré lo que sigue del mismo: ”Yo la ví con los grillos en prisión pero Jesús estaba allí con ella para darle consuelo en los tormentos” …

Tengo algunos conocimientos de biología que pongo a disposición  de todos los Centros abocados a la Cultura, ya que no existe o yo no conozco ninguno que tenga un reflejo  luminoso.

Mi esposa nunca tuvo celos de mí en tanto en cuanto, con mis 83 años, siempre está servida a mesa y mantel.

Tengo entre muchos amigos  a una pareja en luna de miel. Ella es Conchi Ayala, de belleza insuperable, y el, un buen mozo,  a los dos presumo aquello tan hermoso de “Hasta que la muerte os separe”. Con pasos “tardos” voy por la prensa, allí una beldad -perdón- una dama llamada Ana María Muñoz cuya sonrisa tenue solo es comparable a un amanecer matutino.

Siempre Pilar Pérez: “El sol le dijo a la luna que el tiempo les empujaba. No me digas que se fue la alondra de las mañanas”.