La Voz de Almeria

Opinión

Arrancan una sucia placa del Metropolitano

Este tipo no puede compartir su nombre con toda la gente que ha honrado los colores rojiblancos

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Escribo estas líneas desde el sentimiento atlético. Sentimiento rojiblanco.

Esta es la historia de un tipo al que no voy a nombrar o, por mejor decir, de un mal tipo que apareció en la ribera del Manzanares cuando era un perfecto desconocido. Lo hacía en condición de cedido por el Chelsea para jugar de portero. Era el año 2011 y veníamos de atravesar una larguísima travesía por el desierto, temporada tras temporada, con el sabor amargo de ir deambulando por la competición liguera sin otro propósito que el no volver a aquel dichoso infierno de la segunda.

Aquel tipo entonces era un niño y fue tratado con el cariño que siempre lo hace la afición atlética para con “su gente”. Pasó tres temporadas en el Calderón y consiguió cuatro títulos: una Liga, una Europa League, una Supercopa de Europa y una muy merecida Copa del Rey ante el que hoy es su equipo y en su campo y casi una Champions que se nos escapó por aquel maldito remate cuando el tiempo ya había concluido (el árbitro no pita el final hasta que no marquen). La historia del año 74 se repetía.

Al parecer, aquel tipo al que pusimos en el escaparate del fútbol mundial no debió entender nuestra filosofía; poco después decidió fichar por otro equipo que juega en Madrid. Y no era de extrañar que jugando en ese club ganara el titulo que nosotros estuvimos a punto de ganar.

Sinceramente me es indiferente la suerte que corra este tipo y si gana o deja de ganar mas o menos títulos. No me interesa.

Pero lo que no se puede pasar por alto es que se falte al respeto a quien le dio de comer durante tres años, aunque tampoco es de extrañar su conducta teniendo en cuenta que los valores que priman donde ahora juega sean la soberbia, el poder, el dinero y la prepotencia. Da igual que los rivales les pasen por encima, los ridiculicen. Son, ante todo, resultadistas. Según él, “ahora está en el lado bueno de la historia”. Quédate ahí. La vida en realidad se parece más al Atleti -hay más tiros al palo que a gol-.

Este tipo no puede compartir su nombre con toda la gente que ha honrado los colores rojiblancos en ese “Paseo de las Leyendas” en la puerta del Metropolitano (Gárate, Luis, Futre, el Niño- al que cuando jugaba en el Liverpool vi cómo en una victoria de la selección paseaba con una bandera española con el escudo de su Atleti- y más recientemente Oblak).

Si tuviera dignidad él mismo habría ido a retirar esa infame placa. No eres uno de los nuestros. Ni falta que hace.

El sentimiento hacia este tipo me lleva a recordar al de aquel siniestro personaje llamado Ugarte de la magistral “Casablanca”, cuando le preguntaba al genial Rick (Bogart): “ Me desprecias, verdad Rick?.

“ Si llegara a pensar en tí, probablemente, sí”.

Por eso esa sucia placa ya ha sido retirada.


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